Reforma se inunda de Cuetlaxóchitl (el nombre real de la nochebuena)

Se cree que la Cuetlaxochitl se vio por primera vez en Taxco, Guerrero.

28 Nov 2019

Más de 250 mil flores de nochebuena en los camellones de Paseo de la Reforma anuncian la Navidad. En honor a eso, y para darle una buena bienvenida al último mes del 2019, se llevará a cabo el Festival de Flores de Invierno, del 28 de noviembre al 1 de diciembre, entre la Diana Cazadora y el Ángel de la Independencia. Durante esos días se extenderá la oferta de artesanos, productores de alimentos y floricultores, con el objetivo de preservar un bien nacional sumamente codiciado: la Cuetlaxóchitl, mejor conocida como nochebuena.

El origen de la Cuetlaxóchitl

La Cuetlaxóchitl es un capullo endémico del territorio mexicano que ha viajado, desde hace años, a países como Estados Unidos, Canadá, China, Japón, Francia, Alemania y Suecia, para adornar las casas de miles de personas durante las fiestas de Pascua.

Esta “flor de fuego” era sembrada por los pueblos prehispánicos incluso antes de que se celebrara Navidad. Se cree que se le vio por primera vez en Taxco, Guerrero, para luego ser cultivada en la gran Tenochtitlán al lado de otros ejemplares. Las flores eran parte del primer jardín botánico que hubo en México, un espacio verde que fundó el mismo Nezahualcoyotl.

 

Los aztecas utilizaban los pétalos machacados para teñir textiles y cueros, y para combatir la fiebre, los malestares respiratorios y del corazón. Tras la Conquista, el espécimen llamó la atención de los monjes franciscanos, que la utilizaban para engalanar sus altares. Se cree que en el siglo XVII un ejemplar fue llevado a Europa para mostrarse en los pasillos del Vaticano.

Muchos siglos después el botánico y diplomático estadounidense Joel Roberts Poinsett  la presentó como “planta comercial” en una exposición de Filadelfia en 1929. Desde entonces, comenzó a venderse en ese país y a trasladarse a otras naciones. Hoy en día, existen más de 300 variedades alrededor del planeta; incluso en China tienen su propia versión de “nochebuena”.

La preservación de la Cuetlaxóchitl

En Taxco, Guerrero se encuentra el banco de semillas de la Cuetlaxóchitl, a unos 15 metros de profundidad de la mina prehispánica de Taxco, un sitio que no fue invadido por los españoles. Ahí, en un ambiente controlado y subterráneo se  mantiene una variedad de 300 semillas gracias a que desde hace años se han recolectado de las plantas silvestres más antiguas de los barrios y colonias existentes. La más vieja tiene cien años y de ella se han sacado las “semillas madres” para preservar la pureza de la Cuetlaxóchitl, que a diferencia de la nochebuena de los estadounidenses, es silvestre, permanente, y no únicamente un vivero y temporal.

La demanda de la Cuetlaxóchitl es tal, que productores en Atlixco, Puebla, están innovando su oferta con nuevos tonos en los pétalos: dorado, salmón, púrpura, rosa mexicano y hasta azul. Esta propuesta ha cautivado a los ciudadanos de los estados aledaños, quienes viajaban hasta territorio poblano para llevarse sus plantas coloridas.

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