Ubicada en el corazón de San Ángel, un barrio con mucha historia al sur de la Ciudad de México, hay un rincón mágico llamado Gallina de Guinea y es la primera librería en México dedicada enteramente al universo gastronómico.
Hace mucho tiempo no me pasaba que llegaba a un lugar y, todavía ahí, ya estaba pensando cuándo regresaría. Hay tanto que ver, que el tiempo de alguna manera pasa a segundo plano. Sólo quieres pasarte el día hojeando todos los libros.
Bajo la visión de la chef Andrea Arbide, este espacio funciona no sólo como una librería, sino como un refugio donde la comida y la literatura se abrazan. Como dice ella, “es comida que se lee”.

Puedes encontrar cientos de títulos especializados, de México y alrededor del mundo, que van desde recetarios, ensayos históricos, botánica culinaria y poesía, hasta novelas donde la cocina es protagonista. Me impresionó la diversidad y curaduría del catálogo, todos los libros están dirigidos para quienes cocinan, comen o simplemente disfrutan de la gastronomía.
Si planeas visitar Gallina de Guinea, te recomiendo que no sea un sábado pues ese día se pone el famoso Bazar Sábado en los parques aledaños a la librería, llevando muchísima gente a las calles de San Ángel. Pero, si vas cualquier otro día, puede que tengas suerte y coincidas con Andrea. Ella sabe muchísimo de la industria y siempre te puede dar una buena recomendación o simplemente platicar contigo sobre cocina y literatura.

Entradas en chisme, mientras envolvía el libro que compré (Jane Austen’s Table: Recipes Inspired by the Works of Jane Austen: Picnics, Feasts and Afternoon Teas), y bajo el olor a té de canela que pone a hervir para aromatizar el lugar, le pregunté por qué había elegido ese nombre para la tienda. Me respondió que honestamente no tenía mucha profundidad más que la gallina es uno de sus animales favoritos.
Al final, entre el té de canela y las recomendaciones de Andrea, confirmé que Gallina de Guinea es de esos lugares a los que sabes que siempre vas a querer volver. No importa si vas por un libro, por la plática o simplemente para desconectarte un ratito de la ciudad: siempre puedes salir con algo que te alimenta, literalmente.
