José Luis Durand, enólogo de Durand Viticultura

Platicamos con la mente detrás de Durand Viticultura, responsable de la creación de vinos emblemáticos como Ícaro.

20 Nov 2017

¿Cuál es la importancia de un festival como Fevino?
Lo trascendente es estar cerca de la gente que en todos estos años de vino y trabajo se ha hecho muy cercana. Los festivales permiten retomar el contacto personal, en el caso particular de Fevino es algo muy especial, porque se ha gestado de muy buena manera, con mucho cariño y detalle.

¿Qué hace falta para que los mexicanos consumamos más vino?
Primero hay que entender que no todos los mexicanos toman vino. Cuando se habla de un consumo per cápita de 400 o 500 ml por persona, se hace un promedio de toda la población. Pero si analizas, un 10 a 20% son los que toman más vino. Ese porcentaje de público mexicano que toma vino, toma muchísimo vino, muchísimo más que esos 500 ml. El tema, por un lado, está en que los que ya lo toman, beban vino mexicano.

El mercado es cada vez más global y el mexicano está cada vez más interesado en productores de España o Francia… Entonces, por un lado, el primer reto es que los mexicanos que toman vino elijan uno mexicano. Y el segundo es que ese 80 o 90% que no toma vino, decida probarlo. El modelo tiene dos segmentos muy claros, uno es un segmento de entrada que tiene que ver con vinos más fáciles, jóvenes, para que la gente que no conoce tenga un vino de entrada interesante. El otro segmento es de alta gama o de más de elaboración, crianza y cuidado, el segmento premium, entre comillas, que tiene que ver con la competencia de alta gama de España, Chile, Argentina, Italia, Francia… Dos metas distintas que hay que trabajar con estrategias diferentes.

¿En qué proyectos estás trabajando?
Venimos desarrollando, desde hace dos o tres años, lo que tiene que ver con enología enfocada en aromas, una enología aromática. Nuestra visión del vino es que el lenguaje con el que habla es a través de los aromas. Creemos que representan el lenguaje más primario de la naturaleza, donde hay una comunicación entre todos los reinos. El otro lenguaje es el de la boca; la astringencia, la acidez… Es el más común; mientras más masivo, más grande es el vino, más específicos son los taninos, la concentración… Nosotros nos vamos por un lado mucho más sutil, mucho más delicado y más subjetivo que requiere de todo un análisis.

Esto ha cambiado radicalmente nuestra manera de hacer vinos, estamos enfocándonos en desarrollar y definir muchas de esas cualidades. Por un lado, nos hemos hecho más pequeños. Terminamos una parte conceptual en la que hicimos análisis de tipos de vinificación, cepas y variedades que fueron públicos; como nuestras marcas Enzo (Lado A y Lado B); Planeta, con varietales puros; o Marcel, con maceración carbónica.

Terminamos esa parte de análisis y ahora estamos consolidando las marcas. Nos quedamos sólo con cuatro: MarElla, que es nuestro blanco; COCO Rosé, que es nuestro rosado; Ala Rota, nuestra segunda marca de tinto; y nuestra primera marca de tinto, Ícaro. Nos hemos limitado a cuatro, porque creemos que hemos depositado todo este conocimiento y entendimiento de los viñedos que trabajamos.

¿Es posible definir el vino mexicano?
Ayer conversaba con un distribuidor en Estados Unidos que quiere importar vino mexicano. Algo muy interesante que salió en la plática es que, al final, lo entretenido de los vinos mexicanos es que, al ser una industria muy joven que se está forjando con mucho entusiasmo, hace que los productores sean muy diversos. No hay todavía una tendencia clara, un estilo claro ni identidades claras por zonas… Lo más importante del vino mexicano es que está lleno de historias. Cada bodega tiene su propia historia, su propia búsqueda y eso es lo que le da la riqueza y diversidad al vino mexicano. Si tuviera que poner un adjetivo al vino mexicano, tendría que ver con la diversidad. Invito a la gente que va a los festivales a que se dedique a analizar y conocer todas estas pequeñas historias que hacen únicos a nuestros vinos.

FEVINO, Festival del vino mexicano, 7 de noviembre en la ciudad de México; 28 y 29 de noviembre en Guadalajara.

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