Destinos alternativos para la temporada alta

Viajar en temporada alta suele asociarse con aeropuertos llenos, hoteles a tope y reservas hechas con semanas o meses de anticipación. Sin embargo, no todo está perdido. Existen destinos que, sin ser secretos, se mantienen fuera del radar del turismo masivo y ofrecen experiencias igual de completas: buena gastronomía, historia, paisajes padres y, sobre todo, un ritmo sin gentío. 

Elegir bien el destino puede cambiar por completo la forma de viajar en los meses más concurridos del año.

En Europa, Liubliana en Eslovenia se presenta como una alternativa inteligente frente a capitales saturadas como París o Roma. Es una ciudad pequeña, verde y fácil de recorrer a pie, con un centro histórico cuidado, cafés junto al río y una escena gastronómica que apuesta por el producto local. Aquí el viaje se siente ligero, sin filas ni prisas, incluso en verano.

Al sur de Italia, Puglia ofrece todo lo que muchos buscan en la Toscana, pero con menos gente. Pueblos blancos, olivares interminables, costa clara y una cocina sencilla pero memorable definen esta región que sigue siendo auténtica, incluso en temporada alta. Es un destino ideal para recorrer en coche.

Dentro de Sicilia, Noto se mantiene lejos del turismo acelerado de otros puntos de la isla. Su arquitectura barroca, sus calles tranquilas y su cercanía al mar la convierten en una base perfecta para explorar la región con calma. Aquí los días se viven despacio y el entorno invita a quedarse más tiempo de lo planeado.

En Japón, cuando Tokio y Kioto alcanzan su punto máximo de visitantes, Kanazawa sigue siendo una opción equilibrada. Con uno de los jardines más famosos del país, antiguos barrios de samuráis y un mercado gastronómico de primer nivel, esta ciudad conserva la esencia tradicional japonesa sin sentirse saturada por el turismo.

En México, Valle de Guadalupe también tiene su mejor cara fuera de los meses más concurridos. En temporada alta, pero lejos de la vendimia, el valle se disfruta con más calma: restaurantes accesibles, viñedos y una experiencia mucho más cercana al paisaje y al producto.

Otro gran ejemplo es Pátzcuaro, que conserva su carácter durante todo el año. A diferencia de otros destinos coloniales, aquí la vida local sigue marcando el ritmo. Sus plazas, su lago y sus tradiciones lo convierten en una opción para quienes buscan cultura, historia y tranquilidad.