Cuando de bucear se trata, hay que ir a La Paz

La verdadera naturaleza de La Paz puede ser narrada con precisión, debe ser vivida en primera persona.

20 Sep 2023

Los expertos, aficionados experimentados y hasta los primerizos coinciden: este tiene que ser el mejor lugar para bucear en México. Quizá incluso en todo el mundo. Sin embargo, no nos podíamos quedar sin comprobarlo. Nadie te puede contar con exactitud lo que las profundidades de la Baja guardan, hay que vivirlo por uno mismo. Así que nos dirigimos hacia La Paz, un punto de partida desde donde podíamos llegar fácilmente a los mejores spots, pero también relajarnos después de un día buceando, entre comodidad, entretenimiento y buena comida.

Desde La Paz, los dos mares que tocan la península de Baja California Sur quedaron a nuestro alcance y sólo restaba trazar una ruta a través de sus playas. Escogimos dos que pudieran adaptarse a todos los niveles de experiencia, pero dónde también pudiéramos estar cerca de las maravillas del Pacífico y el Mar de Cortés.

Primera parada: Isla Cerralvo

Fuimos hasta la playa de La Ventana, a menos de una hora del centro de La Paz. Nos recibió una bahía de agua clara y kilómetros de soledad, con la excepción de unas pocas lanchas sobre el agua, entre ellas una que nos llevaría a Isla Cerralvo, nuestro destino para el día.

Esta isla es una de las tantas protegidas por la UNESCO en Baja California Sur por el valor biológico de sus profundidades. La misma razón la convierte en uno de los mejores lugares para bucear en todo el Estado.

Foto: La Paz

Después de un pequeño viaje en lancha divisamos la costa de la isla y empezamos a rodearla con rumbo a su cara norte. Ahí nos espera La Reina, un islote alejado donde se forma uno de los espectáculos más especiales de toda la península. Ni siquiera hay que sumergirse para divisarlo, porque, aún arriba de la lancha, mientras nos preparamos para entrar al agua, de pronto vemos como una mantarraya gigante pega un salto muy cerca de nosotros. 

Para estar más cerca de ellas entramos al agua y de inmediato sentimos la presencia de esta imponente criatura. Con longitudes de más de 7 metros, se pasean libremente entre nosotros, en una experiencia única. 

Este tipo de mantarrayas se sienten mejor en aguas poco profundas, más cálidas, por lo que la excursión es perfecta para buceadores principiantes o intermedios que aun así quieren estar en contacto con las maravillas naturales que rodean la Baja. Hay puntos donde se puede descender hasta 20 metros, sin embargo, incluso snorkelear es una actividad que vale la pena aquí.

Además de las mantarrayas gigantes, también es posible encontrarse con mobulas (su principal diferencia es la ubicación de la boca), una especie muy similar a las mantas. Las mobulas gigantes, en vez de nadar, parecen bailar por el mar. 

Al hablar sobre estas especies, debemos reflexionar sobre el respeto y la protección que debemos tenerles. A pesar del gran tamaño de las mantas, no debemos temerles, son inofensivas para los humanos. 

Es importante que si nos encontramos navegando, lo hagamos con cuidado y que siempre estemos pendientes, la velocidad a la que vayamos es indispensable para 

para evitar impactos. Son especies que nos sorprenden cada día más, así que es importante identificarlas. Cada manta cuenta con un patrón único de manchas en la parte abdominal de su cuerpo, lo que permite identificarlas y agregarlas a las bases de datos. 

Existen varios peligros que amenazan su supervivencia. El cambio climático ha alterado la temperatura de los océanos, teniendo como consecuencia un impacto profundo en la vida marina en general. 

En estas aguas, habitan también grandes cardúmenes de todos los colores y tamaños, e incluso con los restos de un viejo navío. Cerca de la orilla de Isla Cerralvo nos encontramos con el Mazatlán, un barco que naufragó hace años y que ahora descansa en el fondo del Mar de Cortés, rodeado de vegetación y especies marinas que lo hacen un atractivo para los buzos.

Las aguas calmas y cálidas nos dejaron hacer inmersiones hasta alrededor de las cinco de la tarde, cuando emprendimos el viaje de regreso para seguir conociendo las maravillas de La Paz.

Después de haber probado una de las opciones más tradicionales para comer en La Paz, para la segunda noche optamos por conocer su nueva faceta y llegamos a NEMI, donde el chef Alejandro Villagómez ha creado una propuesta de cocina mexicana contemporánea con ingredientes locales.

Foto: Restaurante NEIMI

Probamos algunas opciones de mar, como su imperdible cangrejo de concha suave y el ceviche de la casa. Pero, también recetas importadas, como las croquetas de papa o sus baos. Todo maridado con cócteles frutales y frescos que completaron la experiencia.

Segunda parada: Isla Espíritu Santo

Foto: La Paz

Guardamos la joya de La Paz para nuestra última inmersión. Hay quienes hacen el viaje hasta acá sólo para conocer la Isla Espíritu Santo. Nosotros llegamos en un trayecto corto en lancha, saliendo desde el mismo puerto de La Paz.

Desde que nos íbamos acercando a la costa, pudimos ver lo que congrega a tantos viajeros aquí. Nos recibieron decenas de lobos marinos, tomando el sol recostados en las piedras. Ni siquiera se inmutaron por nuestra presencia o la de otras lanchas que iban llegando. Estábamos en su hábitat y tenerlos tan de cerca era una visión casi surrealista. Pero, nosotros incluso podíamos ir más allá.

Nos movimos un poco para alejarnos de los puntos más concurridos por turistas y llegar hasta un buen spot para sumergirnos. Esto último, cabe señalar, no es muy difícil en Espíritu Santo, donde hay al menos una decena de sitios de buceo con reputación internacional.

Nuestro guía y navegante nos llevó hasta Los Islotes, en la parte más al norte de Isla Partida, que recibe su nombre porque es un pequeño pedazo de tierra que se desprende de Espíritu Santo. En teoría, aquí nos esperaba otra colonia de lobos marinos. Sin embargo, en la superficie no había rastro de ellos, lo que explicaba que tampoco hubiera rastro de otros barcos.

Después de literalmente tomar un salto de confianza, descubrimos al grupo de lobos marinos que tanto habíamos estado buscando. Nadaban bajo nosotros y, tan pronto entramos en el agua, nos recibieron con piruetas para saludarnos y juegos entre ellos. Si verlos en tierra ya había sido impactante, esto en verdad no tenía comparación.

Como si necesitáramos seguir confirmando que las costas de La Paz están llenas de biodiversidad y maravillas naturales, de pronto otras criaturas increíbles irrumpían en escena para llamar nuestra atención. Aquí tuvimos la suerte de ver tortugas marinas de muy buen tamaño, además de algunos peces dorados y mahi mahis que nadaban entre nosotros.

En esta zona, tuvieron la magnífica idea de hundir dos barcos de origen chino, el Fang Ming y el Lapa N03, para convertirlos en arrecifes artificiales. Una genialidad en la conservación del ecoturismo marino. 

Foto: La Paz

Después de nuestra última expedición acuática, también había que cerrar con broche de oro en el frente gastronómico. Como todo en La Paz, lo mejor te sorprende de donde menos esperas que venga y con la comida también fue cierto.

Aprovechando la cercanía y que terminamos regresando temprano, no pudimos dejar de tomar un paseo por el malecón, donde encontramos las delicias ocultas, pero más frescas de esta ciudad. Fuimos alternando entre carritos y puestos que ofrecían desde almejas chocolatas, tacos del mejor marlín y una fiesta de cócteles.

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