El pasado 16 de junio, el Museo del Louvre cerró inesperadamente sus puertas. No fue por una emergencia técnica, ni por una amenaza de seguridad, si no por el burnout que el personal del lugar tiene.
Desde muy temprano, trabajadores de áreas clave como la recepción, vigilancia y taquillas, decidieron detener actividades durante una asamblea que se transformó en una huelga. La razón: condiciones laborales que describen como “insostenibles”, en un contexto de sobrecarga, falta de recursos y promesas incumplidas.
El Louvre, que antes de la pandemia recibía más de 10 millones de visitantes al año, enfrenta actualmente una saturación diaria que supera las 30,000 personas. Aunque es un orgullo ser uno de los museos más visitados del mundo, los trabajadores aseguran que esa popularidad tiene un alto costo. Denuncian que el número de empleados se ha reducido a 200 en los últimos 15 años, mientras el flujo de turistas crece. El resultado: agotamiento físico, estrés y un entorno poco saludable tanto para empleados como para visitantes.
Además de la falta de personal, los reclamos incluyen el deterioro visible de las instalaciones: filtraciones, falta de baños, calor extremo bajo la icónica pirámide de cristal y zonas comunes que no dan abasto para recibir a tantas personas.
Esta protesta se dio unos meses después de que el presidente Emmanuel Macron anunciara el plan “Nuevo renacimiento del Louvre”, el cual es básicamente una ambiciosa remodelación que contempla una nueva entrada y una sala exclusiva para la Mona Lisa, con una inversión estimada de hasta 800 millones de euros. Aunque el proyecto tiene como fecha de finalización el año 2031, los empleados consideran que el problema es ahora.
Durante horas, miles de visitantes no pudieron entrar al museo, sin información clara. Sin embargo, pasadas las 14:30 horas, tras una negociación entre los representantes del personal y la dirección del museo, el Louvre reabrió parcialmente sus salas.
De acuerdo con información oficial, el museo retomará sus operaciones normales el miércoles, después de haber permanecido cerrado hoy, como parte de su horario habitual.
