La Costa Brava: el paraíso español

En este viaje conocimos toda la tradición y la belleza natural de la Costa Brava, una región española reservada para el descanso y el placer.

05 Jan 2024

Izq.: cocina tradicional catalana. Der.: La ciudad de Cadaqués, a orillas del Mediterráneo.

Daniel y Ana llevan más de un año recorriendo la península Ibérica en busca de un hogar. Vendieron todo lo que tenían en México, dejaron sus proyectos personales y se montaron en una van para encontrar un lugar donde vivir con sus dos hijas y emprender una idea con la que llevan tiempo soñando: su propia granja regenerativa y biodinámica, en la que también pudieran recibir huéspedes para mostrarles la naturaleza y cultura locales de cerca.

Es un sueño que se viene gestando desde mucho antes, cuando hace algunos años se mudaron de Ciudad de México a Valle de Bravo. Entonces, como ahora, la idea era tener acceso a una vida más simple y conectada con lo natural, en la que pudieran aprender de la tierra. Durante los cuatro años que vivieron allá empezaron a sumergirse en el mundo de la agricultura regenerativa y finalmente decidieron crear algo con todo ese conocimiento.

Viendo un mapa del mundo se encontraron con una franja verde que se extendía en una de las esquinas de la península Ibérica, justo en la frontera entre el norte de Portugal y el noroeste de España, y supieron que ahí encontrarían un hogar para su proyecto y su familia, aunque, más que nada, este viaje ha sido un auténtico salto a lo desconocido.

El pueblo de Ullastret, en el centro de L’Empordà.
El pueblo de Ullastret, en el centro de L’Empordà.

En realidad, ambos desenterraron sus raíces en México sin estar completamente seguros de a dónde los llevaría su aventura, sin la claridad de una ruta o un destino fijo, y ni siquiera un lugar para vivir. El único plan era recorrer toda la región a bordo de una van. Irían parando por donde los fuera llevando la ruta, explorando terrenos y comunidades, confiando en que reconocerían el lugar ideal cuando dieran con él.

Todo este tiempo los ha llevado por Lisboa, el valle del Duero, Oporto, Braga, Galicia, Asturias, Sella, Cantabria y muchos más rincones fuera de ruta. En cada destino donde se detenían iban buscando aquel sentimiento de arraigo, pero también fueron encontrándose con otras iniciativas de hospedaje sustentable, agricultura y destinos de ensueño que les servían como inspiración para su propio proyecto. De hecho, su intensa búsqueda los hizo tomar un avión y cruzar toda España para llegar a la Costa Brava.

L’Empordà

Daniel y Ana conocían a oídas sobre l’Empordà, esa región que se forma a lo largo del mar Mediterráneo y los Pirineos, entre acantilados y playas de ensueño, al noreste de España. Junto con el resto de su familia, llegaron atraídos por los rumores de toda esa belleza natural, pero también se encontraron con una profunda tradición artesanal y una comunidad acostumbrada a eso que precisamente estaban buscando: una vida sencilla, entre la naturaleza y la tierra.

En los pequeños pueblos de l’Empordà no hay resorts y, para realmente estar cerca de toda esa magia local, también es necesario vivir como un habitante del lugar. Daniel, Ana y su familia se hospedaron en una casona que uno de los residentes del pueblo de Ullastret renta por temporadas a quienes buscan una probada de este pequeño paraíso, donde, además de naturaleza y cultura, también abundan el lujo y el buen gusto.

Es común encontrarse con estructuras que combinan el encanto tradicional y la historia arquitectónica de la región con detalles modernos, espacios amplios y todas las comodidades. Sin embargo, hospedarse en ellas no es precisamente ordinario y sólo fue posible gracias a la red que han formado en VIU, una iniciativa de turismo local que quiere convertirse en un escaparate para l’Empordà de la manera más responsable posible: apoyándose en la propia comunidad.

VIU: el viaje a lo más real

VIU es un trabajo en conjunto que empieza con la curaduría de algunas de las casas campestres más espectaculares y características de la región. Todas diferentes entre sí, pero ninguna menos espléndida que la otra. Arquitectos, diseñadores, productores y las familias de l’Empordà abren sus puertas a los viajeros curiosos que en verdad quieren conocer sus pueblos.

Interiores de una propiedad en VIU, tal y como la mantienen sus propietarios locales.
Interiores de una propiedad en VIU, tal y como la mantienen sus propietarios locales.

Estas propiedades son una entrada ideal a la región. Además del lujo, ponen a los visitantes en medio de la naturaleza y en algunos de sus pueblos más auténticos, aunque tal vez no tan populares como otros lugares de la Costa Brava, lo que también es parte del encanto

El viaje a lo más real de l’Empordà se completa con una serie de experiencias que el equipo de VIU ha desarrollado con quienes mejor conocen y representan la región: productores, artistas, cocineros, historiadores y todo tipo de creativos que guían a los viajeros por las tradiciones y los rincones secretos de esta parte de España.

Las experiencias van desde gastronomía y enología hasta inmersiones naturales y relajación. Se adaptan dependiendo del tamaño de cada grupo e incluso se puede trabajar en algo personalizado. La idea es que todos sirvan como recorridos de lo mejor y más auténtico de la región.

Olivos milenarios

Una de las características más especiales de l’Empordà es el panorama repleto de olivos, algunos de los cuales han estado ahí por miles de años (se calcula que su presencia en la región se remonta a la Edad del Bronce). El cultivo y la producción en forma tuvieron su auge en el periodo clásico con la presencia de la cultura griega en el Mediterráneo y, desde entonces, se ha vuelto un componente inseparable en la gastronomía y la cultura locales.

Daniel y Ana conocieron de cerca esta tradición mientras paseaban por una reserva de árboles milenarios en el pueblo de Ventalló. Entre sabores, aromas y texturas, aprendieron sobre uno de los orgullos de l’Empordà: su aceite de oliva.

Árboles de olivo en l’Empordà, uno de los frutos más comunes en la región.
Árboles de olivo en l’Empordà, uno de los frutos más comunes en la región.

El recorrido sigue todo el proceso de producción, desde la materia prima en extensos campos hasta las técnicas tradicionales y, sobre todo, el resultado final, en una degustación de aceites vírgenes de la más alta calidad. Todos han sido elaborados por familias de la región, con variedades de aceituna autóctona, como la argudell, que les dan un sabor imposible de igualar en otros lugares del mundo.

Vino subterráneo

Otra de las tradiciones que llegó a l’Empordà con los antiguos griegos fue el cultivo de la uva y la producción de vinos. Siglos después, decenas de bodegas familiares se han encargado de preservar la tradición y la calidad de una uva con reputación milenaria.

Por fortuna, los viñedos de l’Empordà abren sus puertas para que los viajeros puedan conocer los secretos de su producción con recorridos entre las viñas y las bodegas, talleres y degustaciones.

Daniel y Ana se movieron hasta el pueblo de Palmos para conocer las bodegas del Celler Bell-lloc, las cuales se esconden bajo tierra, sin intervenir con el entorno, gracias al audaz diseño de un estudio local, ganador del Premio Pritzker, RCR Arquitectes. El recorrido los llevó por un laberinto subterráneo de barriles que después emergen a la superficie donde las viñas dan una uva autóctona, cosechada por años conforme a una tradición familiar.

Además de vino, en los huertos y corrales de Bell-lloc se produce una variedad de productos frescos que pudieron degustar en una cena al más puro estilo catalán para concluir el recorrido mientras el sol se ponía.

Todo se queda en el Mediterráneo

Aunque entre los locales es sabido que no hay una mejor temporada que otra para visitar l’Empordà, el consejo general es asegurar las mejores condiciones para sumergirse en las aguas del Mediterráneo. Si algo trae a los viajeros hasta acá, sin duda son las playas secretas de la Costa Brava, que Daniel, Ana y su familia fueron descubriendo a bordo de un yate.

Izq.: puerto de la ciudad de Cadaqués, en la Costa Brava. Der.: una clásica paella catalana.
Izq.: puerto de la ciudad de Cadaqués, en la Costa Brava. Der.: una clásica paella catalana.

Así como su viaje en auto, la embarcación no tenía rumbo fijo y las paradas ocasionales eran para echarse a nadar entre arrecifes o porque divisaban una isla secreta o una playa virgen donde tomar el sol. De vuelta a bordo, sólo quedaba pasar el rato picando mariscos frescos y sirviéndose tragos fríos.

La corriente terminó llevándolos a la costa de Cadaqués. Desde varios kilómetros distinguieron el intenso brillo que se producía por el reflejo del sol sobre las paredes blancas que caracterizan esta ciudad de ensueño. Pasaron el resto de la tarde recorriendo las mismas calles que en su tiempo sirvieron como refugio veraniego de personajes como García Lorca, Marcel Duchamp y Dalí, de quien incluso se conserva su residencia, ahora como museo.

Quédese por la gastronomía

La tradición del buen comer que abunda en toda España brilla con un esplendor particular en estos parajes. Sin duda beneficiado por sus benévolas tierras, pero también por la interculturalidad de su historia, en l’Empordà siempre encontrarás algo delicioso.

No sólo hay platillos típicos catalanes o mariscos recién sacados de una playa cercana, sino una de las mejores comidas japonesas que Daniel asegura haber probado. A miles de kilómetros del Pacífico se encontraron con Far Nomo, un restaurante asiático en el antiguo faro de Sant Sebastià.

El aceite de oliva es uno de los ingredientes más presentes en la región.
El aceite de oliva es uno de los ingredientes más presentes en la región.

Además de un extraordinario menú, que va desde temakis hasta fideos y sushi, lo que realmente hizo su visita especial fue la vista privilegiada desde las alturas del faro hacia la Costa Brava.

En realidad, en cualquier rincón de l’Empordà puedes encontrar buena comida. Daniel, Ana y su familia incluso tuvieron la visita de un chef local, quien les preparó una comida con ingredientes y vinos de la región en la cocina de la casa donde se hospedaban. Ellos mismos ayudaron a preparar una paella con mariscos que sirvieron en la terraza para pasar la tarde.

Tradición alfarera

Además de la gastronomía y sus ingredientes frescos, el otro gran orgullo de l’Empordà es su cerámica, que sale principalmente del céntrico poblado de La Bisbal. Ahí, los artesanos locales se han dedicado a moldear en piedra los paisajes y la naturaleza de la región desde el siglo XVIII.

Con el tiempo, la técnica se ha ido perfeccionando y abarca nuevas vertientes, como la que Daniel y Ana se encontraron en el taller de Caterina Roma, una artista que abre sus puertas a los viajeros para que conozcan un método fresco e innovador de esta tradición, e incluso se ensucien las manos creando sus propias obras.

Izq: clase de cerámica en el taller de la artista Caterina Roma. Der.: caminos de l’Empordà.
Izq: clase de cerámica en el taller de la artista Caterina Roma. Der.: caminos de l’Empordà.

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