Este fin de semana, un grupo de ladrones irrumpió en el Louvre y se llevó varias joyas napoleónicas en cuestión de minutos. Un plan tan audaz que parecía sacado de una película… pero no lo fue. Y aunque, a raiz de esto, el museo parisino seguramente volverá a reforzar su seguridad, la verdad es que este tipo de robos no son nuevos. A lo largo de la historia, museos y galerías han sido escenario de asaltos tan sofisticados como absurdos, donde la ambición humana se mezcla con la fascinación por lo imposible. Desde pinturas arrancadas de las paredes del siglo XIX hasta joyas imperiales desaparecidas bajo la mirada de las cámaras, los ladrones de arte han demostrado que incluso los lugares más vigilados pueden ser vulnerables.

1. Isabella Stewart Gardner Museum — Boston (1990)
El clásico robo no resuelto: en la madrugada del 18 de marzo de 1990 dos hombres disfrazados de policías entraron al museo, amordazaron a los guardias y se llevaron 13 obras cuyo valor se ha estimado en hasta 600 millones de dólares. A día de hoy la mayoría de las obras robadas aún no aparecen; las paredes del museo mantienen los marcos vacíos como recordatorio. Este es, según el FBI, el robo de arte más valioso en la historia moderna.

2. Green Vault, Castillo de Dresde — Dresde (2019)
En noviembre de 2019 un grupo de ladrones forzó una ventana y accedió a la colección de joyas históricas: diamantes, adornos reales y piezas imposibles de cuantificar por su valor cultural. Las estimaciones van desde cientos de millones hasta más de mil millones de euros, según diferentes medios; para las autoridades, además del valor material, la pérdida es incalculable por el valor patrimonial.

3. Kunsthal Rotterdam — Países Bajos (2012)
En 2012, el Kunsthal fue víctima de un robo que arrancó varias obras de Picasso, Monet y Matisse. Aunque no alcanzó las cifras de Gardner o Dresde, el impacto fue grande: obras maestras de exposiciones temporales y un recordatorio de que incluso muestras modernas pueden ser objetivo fácil si la seguridad falla. Algunos cuadros han aparecido años después en operaciones policiales, pero no todos.
4. El robo de la Mona Lisa — Louvre (1911)
Hoy hay quien lo recuerda casi en tono de leyenda: en 1911 Vincenzo Peruggia, un trabajador que se hizo pasar por empleado, se llevó la Mona Lisa de las paredes del Louvre. La pintura estuvo desaparecida dos años antes de encontrarse en Italia.

¿Por qué pasan estos robos?
- Valor coleccionable y mercados clandestinos: algunos objetos van directo a coleccionistas privados o atraviesan redes de mercado negro donde piezas únicas tienen salida.
- Fallas de seguridad humana y tecnológica: cámaras que no funcionan, menos personal de vigilancia, o protocolos desactualizados abren ventanas para especialistas que saben explotar esas grietas.
- Técnica y profesionalización. Muchos de estos golpes son rápidos y bien planeados: incendios falsos para cortar alarmas, uso de vehículos especiales o disfraces, y golpeando cuando el riesgo de respuesta es mínimo.
¿Se recuperan las piezas?
Depende. A veces aparecen fragmentos o piezas abandonadas, otras veces los objetos se pierden décadas. En el caso de Gardner, la mayoría sigue sin localizarse; en algunos robos más recientes, investigaciones policiales internacionales han permitido recuperar obras, pero es la excepción más que la regla.