Durante décadas, la pirámide de Djoser, en Egipto, fue reconocida como la más antigua del planeta. Construida alrededor del 2630 a.C., esta estructura de piedra siempre ha sido el símbolo del ingenio arquitectónico del antiguo Egipto. Pero un descubrimiento reciente en Indonesia podría poner en duda esta parte de nuestro conocimiento sobre la historia de las civilizaciones antiguas.
Un grupo de científicos liderados por el geólogo Danny Hilman Natawidjaja ha publicado un estudio que cambia lo que se sabe de la arqueología tradicional. Según sus investigaciones, una capa subterránea de la colina de Gunung Padang, podría haber sido modificada por humanos hace nada menos que 25.000 años. De confirmarse, este hallazgo convertiría a Gunung Padang en la estructura piramidal más antigua jamás registrada, superando por un amplio margen a cualquier otra construcción conocida.

¿Una colina o una pirámide ancestral?
A simple vista, Gunung Padang parece una colina cubierta de vegetación, con piedras alineadas misteriosamente. Pero las pruebas geofísicas y excavaciones lideradas por Natawidjaja revelan que el núcleo de esta formación está compuesto por lava andesita que habría sido cuidadosamente tallada y moldeada.
Lo más revolucionario del estudio es la afirmación de que esta intervención arquitectónica habría comenzado durante el último periodo glaciar, es decir, mucho antes del surgimiento de la agricultura y de las ciudades, en una época en la que la humanidad aún se consideraba nómada y rudimentaria.
Los investigadores destacan técnicas de albañilería “sofisticadas” que sugieren una sociedad capaz de diseñar y transformar el entorno natural de formas que hasta ahora se creían imposibles para esa etapa de la historia.

¿Civilización avanzada antes de tiempo?
Este tipo de hallazgos no está completamente aislado. Lugares como Göbekli Tepe, en Turquía, ya habían desafiado la narrativa tradicional sobre cuándo y cómo comenzó la civilización. Gunung Padang, sin embargo, llevaría esa línea temporal mucho más atrás, lo que implicaría una revisión profunda de nuestros conocimientos del supuesto origen de la humanidad.
Pero no todos están convencidos
Como era de esperarse, la propuesta no ha sido recibida sin escepticismo. Flint Dibble, arqueólogo de la Universidad de Cardiff, cuestionó abiertamente la validez de los métodos usados en el estudio y expresó su sorpresa de que el artículo fuera publicado “tal como está”. En su opinión, no existen pruebas contundentes de que las capas más antiguas hayan sido modificadas por humanos, sugiriendo que los materiales podrían haber llegado a su lugar de forma natural, arrastrados por la gravedad o la erosión.

¿Próximo paso? Más ojos, más pruebas
Lejos de replegarse ante las críticas, Natawidjaja ha invitado abiertamente a expertos de todo el mundo a estudiar el sitio. Mientras tanto, la revista Archaeological Prospection, donde se publicó el artículo, ha iniciado su propia investigación interna sobre el proceso de revisión del estudio.