Tomar vuelos a esta hora disminuye la posibilidad de que lo cancelen

Una de las mayores preocupaciones de cualquier viajero son los retrasos o cancelaciones de último minuto para sus vuelos. Sobre todo por la angustia de tener que pasar horas en un aeropuerto. Pero ¿qué tal si hubiera una forma de evitarlo? Aunque no existe una fórmula infalible, la estadística y la experiencia coinciden en un punto claro: los vuelos que despegan en la madrugada tienen menos probabilidades de sufrir demoras o cancelaciones.

La explicación está en la propia dinámica de la aviación. Los primeros vuelos del día suelen operar con aviones que pasaron la noche en el aeropuerto. Eso significa que la aeronave ya está lista, no tiene que llegar de otro destino y no arrastra retrasos acumulados de operaciones previas. En pocas palabras: arrancan el día “en limpio”.

Además, las aerolíneas suelen programar con más holgura en la madrugada. Al haber menos tráfico aéreo y menos saturación en las pistas, los aviones despegan y aterrizan con mayor puntualidad. La logística en tierra también juega a favor: desde el abordaje hasta el despegue, todo fluye más rápido porque los aeropuertos están menos concurridos.

Otra ventaja invisible: el clima. Aunque no podemos controlarlo, las tormentas, vientos fuertes o lluvias intensas tienden a formarse con mayor frecuencia en la tarde y noche. Por eso, al despegar temprano, se reduce la exposición a condiciones meteorológicas adversas que suelen provocar demoras en cadena.

Los números respaldan la tendencia. Según datos de la Federal Aviation Administration de Estados Unidos (FAA) y diversos análisis de aerolíneas, los vuelos programados entre las 5 y las 8 de la mañana presentan los índices más bajos de retraso. A medida que el día avanza, las demoras se acumulan: basta que un vuelo se retrase en la mañana para que la afectación se replique en toda la ruta del avión.

Otros beneficios de viajar de madrugada

Más allá de la puntualidad, los vuelos de madrugada ofrecen beneficios adicionales. Viajar a esas horas suele ser más económico, ya que la demanda es menor. También permite aprovechar mejor el día: aterrizar temprano en tu destino significa ganar tiempo extra para trabajar, conocer o descansar. Y aunque despertarse a las 3 de la mañana puede parecer un sacrificio, muchos viajeros coinciden en que el balance es positivo: un poco de sueño perdido se compensa con tranquilidad y control sobre el itinerario.

Por supuesto, no todo es perfecto. Los vuelos de madrugada implican ajustar rutinas, programar traslados nocturnos y lidiar con el cansancio. Sin embargo, quienes priorizan llegar a tiempo reconocen que es un truco que casi siempre funciona.