El avión propulsado por hidrógeno que no generará emisiones

ZEROe es el innovador programa de desarrollo de Airbus que busca lanzar un avión propulsado por hidrógeno en el futuro próximo.

24 Jun 2025

La industria global de la aviación coincide plenamente en su mayor reto: encontrar la manera de disminuir su impacto ambiental. No como algo que se pueda postergar, si no como un desafío urgente. Para lograrlo se ha activado una especie de carrera de investigación entre los principales actores del sector, que desde hace años exploran nuevas tecnologías y combustibles que sirvan como posibles soluciones.

Desde luego, nunca se ha tratado de una situación sencilla, si no de una revolución con posibilidades de cambiar el rumbo de la aviación para siempre. Lo cierto es que hasta hace relativamente poco tampoco se sabía de avances significativos que revelaran progreso real sobre esta misión clave para el mundo de los viajes. Pero en 2020, Airbus, uno de los principales fabricantes de aeronaves en el mundo, presentó ZEROe: un programa para desarrollar un avión comercial propulsado por hidrógeno.

Guillaume Faury, el CEO de la compañía, lo definió como el punto de partida para lograr “el futuro de los vuelos sin emisiones”. El anunció vino acompañado de los tres primeros modelos que integrarían esta tecnología. Tratándose de prototipos en desarrollo, ninguno de los aviones está pensado con una autonomía de vuelo excepcionalmente larga, si no a lo mucho los 3,704 kilómetros de capacidad de la línea más avanzada de ZEROe, que además necesito un diseño de fuselaje muy peculiar, más parecido a un avión militar.

¿Cómo funcionaría la aviación impulsada por hidrógeno?

Los aviones ZEROe surgieron tras una extensa búsqueda de Airbus y el resto de los fabricantes aeronáuticos por una aviación más limpia. Antes de tomar el camino del hidrógeno, experimentaron con baterías y otro tipo de combustibles que, sin embargo, no probaron dar la autonomía de vuelo necesaria.

Pero, tras una serie de pruebas comparativas, Airbus desarrolló una tecnología de celdas de combustible con la capacidad de convertir energía química directamente en energía eléctrica. A diferencia de las baterías, las celdas de combustible no almacenan energía; producen electricidad de forma continua, mientras se les suministra una fuente de combustible –que en este caso sería hidrógeno–, en combinación con un agente oxidante. Se trata de una reacción electroquímica, en lugar de una combustión, por lo que su impacto ambiental es mínimo.

La tecnología resultó tan prometedora que incluso se empezó a meditar la posibilidad de adaptar un A380, uno de los modelos comerciales más exitosos de Airbus, para modificar su forma de propulsión.

¿Cuándo estaremos volando en un avión propulsado por hidrógeno?

Aunque en un inicio se anunció que Airbus trabajaría para tener lista su innovadora solución antes de 2035, recientemente tuvieron que revirar, aceptando que probablemente tomará más de lo pensado.

La compañía argumentó que el desarrollo de un programa de aviación comercial con estas características no sólo implicaba la propia tecnología, sino también un ecosistema completo que incluyera infraestructura en aeropuertos en todo el mundo, capacidad de distribución y cooperación global para acelerar las regulaciones necesarias.

Esto podría significar una demora de hasta 15 años para el programa de desarrollo, además de que fuentes cercanas a la empresa han reportado que la inversión en el programa también se redujo significativamente.

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