Usar el baño en avión parece algo normalísimo, pero todo viajero frecuente sabe que elegir el momento perfecto puede marcar la diferencia entre una experiencia rápida y sin estrés, o una larga espera en el pasillo.
Tripulantes de diferentes aerolíneas coinciden en que hay dos momentos estratégicos para ir al baño: justo después de que finaliza el primer servicio de comidas y justo antes de que se anuncie el descenso.
La primera es conveniente: los carritos ya fueron guardados, la mayoría de los pasajeros están descansando o viendo una película y el pasillo está despejado. La segunda, aunque más breve, puede ser igual de efectiva siempre que uno regrese rápido a su asiento, antes de que se encienda la señal de cinturones.
En mi opinión, un buen momento es esperar a que las luces de la cabina se apaguen y la mayoría de las personas esté dormida.
Eso sí, uno de los lapsos menos convenientes para ir al baño es ir durante el servicio de bebidas o comidas ya que los carritos bloquean el pasillo del avión y complican el regreso al asiento. Otro detalle importante es que formar fila fuera del baño genera mucha incomodidad entre los pasajeros que sí están en su lugar.
Higiene: otro punto importante
Planificar este momento también tiene que ver con la higiene. Los baños de avión son espacios reducidos y muy transitados, lógicamente los encontrarás en mejores condiciones al principio del vuelo, cuando menos se han usado por otros pasajero. Pero, siempre es bueno llevar toallitas desinfectantes o gel antibacterial. Usarlos antes y después de tocar superficies ayuda a mantener un mínimo de limpieza personal, sobre todo en vuelos largos.
