Cuando el clima baja, cada cultura tiene su propia forma de entrar en calor. A veces es una taza de algo dulce, otras es una mezcla especiada que despierta los sentidos. Estas son algunas de las bebidas calientes más famosas alrededor del mundo.
En México, por ejemplo, el atole es prácticamente un abrazo en taza. Hecho con masa de maíz, canela y a veces chocolate, ha acompañado mañanas frías, mercados y celebraciones desde tiempos prehispánicos. Su versión más festiva, el champurrado, es el favorito del invierno.
Más al sur, en Argentina, Uruguay y Paraguay, el clásico para entrar en calor no es dulce, sino herbal: la yerba mate. Aunque se toma caliente todo el año, en invierno se vuelve un compañero aún más fiel. Su sabor es fuerte y un poco amargo.
En Japón, el frío se anuncia cuando aparece el carrito de atsukan, el sake caliente. Su intención no es emborrachar, sino calentar el cuerpo y relajar la mente. También el matcha latte.
En Turquía, el protagonista es el çay, un té negro servido en vasos pequeños en forma de tulipán. Se toma a todas horas: en casa, en reuniones, en tiendas y hasta mientras regateas en el bazar.
Mientras tanto, en el Reino Unido, el té es una institución, pero en invierno entra en escena algo más: el mulled wine, vino tinto caliente con especias, un aroma que domina los mercados navideños. Canela, clavo, naranja…
Y si hablamos de invierno europeo, Alemania tiene su propio símbolo: el Glühwein, quizá la bebida caliente más icónica del país. Es similar al mulled wine, pero se sirve en los Weihnachtsmärkte, los mercados navideños, donde la mezcla de vino caliente, especias y frutas crea ese olor que anuncia oficialmente que llegó la temporada de frío. Caminar entre luces, pan de jengibre y una taza de Glühwein es casi un ritual nacional.
En India, el clásico es el masala chai, un té con leche aromatizado con cardamomo, jengibre, clavo y canela. Es intenso, profundo y reconfortante. Mientras que en Marruecos, cuando baja el sol en el desierto, aparece el famoso té de menta.Y, por supuesto, está el café, que adopta una personalidad distinta en cada país. Desde el espresso italiano, corto y poderoso, hasta el café árabe con cardamomo o el café senegalés aromatizado con especias africanas. Al final, las bebidas calientes del mundo nos recuerdan algo simple: todos buscamos calidez, y a veces la encontramos en una taza que humea entre las manos.
