5 museos para conocer en Lisboa

El impulso creativo de Lisboa se mueve por sus calles, bares y restaurantes, además de grandes museos que hoy documentan el pasado y acogen las nuevas propuestas de esta tradición.

25 Oct 2023

El Centro Cultural de Belém.

Lisboa está en su mejor momento: es un destino amigable, con un ambiente relajado y cosmopolita, precios accesibles, tiendas de diseñadores contemporáneos y una emocionante vida gastronómica y nocturna. Y detrás de todo esto se encuentra la cultura y el patrimonio portugueses, sutilmente coloreados por influencias coloniales que añaden color de África, Asia y América del Sur. Cuando se trata de recorridos turísticos por museos, no hay visitas obligadas monumentales como la del Tate de Londres o el MOMA de Nueva York, sino de una selección discreta de lugares que rara vez están abarrotados, donde no es necesario conectarse a internet para reservar con antelación. Un cambio bienvenido en lugar de intentar abrirse paso entre una multitud para ver una pintura o una escultura. Además de algunas colecciones de arte de talla mundial, también hay la posibilidad de descubrir museos más originales y eclécticos que arrojan luz sobre tradiciones locales únicas: música de fado, azulejos, títeres. Incluso hay un Museo Nacional de Carrozas, recientemente inaugurado, lleno de ornamentados carruajes dorados tirados por caballos, algunos de los cuales todavía se utilizan hoy para desfiles oficiales.

Museo Calouste Gulbenkian

El museo Calouste Gulbenkian amansa una colección de arte antiguo de más de 6,000 piezas.
El museo Calouste Gulbenkian amansa una colección de arte antiguo de más de 6,000 piezas.

Desde su inauguración en 1969, el museo privado que lleva el nombre del filántropo armenio Calouste Gulbenkian es el punto de referencia del arte y la cultura en Lisboa. Se ubica en un edificio vasto, minimalista y moderno, en medio de un parque verde que hace honor a su concepto “Donde la naturaleza se encuentra con el arte”. Los jardines son el lugar de encuentro favorito de los lisboetas, perfectos para pícnics a la sombra, aperitivos al atardecer, un concierto de salsa, un dj set o una orquesta sinfónica que se presente en el anfiteatro al aire libre. Gulbenkian era un magnate del petróleo y coleccionista obsesivo que poseía unos 6,000 objetos de valor incalculable, los cuales decidió legar a Lisboa, ciudad que le dio refugio durante la Segunda Guerra Mundial y hasta su muerte en 1955. Lo que impresiona aquí es la diversidad de la colección, que incluye objetos del antiguo Egipto y artefactos romanos, cerámica islámica y japonesa, porcelana china, muebles y tapices de Luis XV, así como obras de Rembrandt y Rubens, Carpaccio y Guardi, Monet y Renoir. Todo termina con una selección única de exquisitas joyas y vidrio art déco creados por René Lalique. Realmente es como hacer un recorrido por el Louvre personal de alguien.

Centro Cultural de Belém

Un recorrido panorámico de media hora a bordo del tranvía número 15 te llevará al tranquilo barrio de Belém, un mundo aparte del denso centro de Lisboa. Belém, situado a orillas del río Tajo, atrae a los turistas por su espectacular torre del siglo xvi, que se adentra en el agua, y por el magnífico monasterio gótico de los Jerónimos y sus jardines. Y mientras que las interminables filas para entrar al monasterio suelen extenderse al menos 500 metros, justo enfrente los amantes de la cultura pueden descubrir las maravillas del contemporáneo Centro Cultural de Belém, donde no hay filas, sino amplias galerías, perfectas para apreciar arte moderno. Creado hace 30 años como un lugar cultural multimedia, el centro tiene una reputación establecida como el punto de encuentro vanguardista de Lisboa para exposiciones contemporáneas y artes escénicas. Hoy todavía hay una interesante agenda de exposiciones temporales, pero desde 2011 se ha transformado gracias a la extraordinaria donación de la colección de arte moderno del multimillonario José Berardo, que se encuentra en el último piso como Museo Colección Berardo. Éste lleva al visitante en un viaje excepcional por el arte del siglo XX, que abarca lo abstracto y el neoexpresionismo, el arte pop, el surrealismo y el cubismo, hasta el neorrealismo, la fotografía y el arte digital. Teniendo en cuenta a artistas de renombre como Dalí y Picasso, Mondrian y Jim Dine, De Kooning, Pollock y Cindy Sherman, la única sorpresa aquí es que, aparte de los grupos escolares que lo visitan, es uno de los pocos museos donde se puede apreciar una obra maestra en paz y tranquilo, sin tener que sentirse presionado por la multitud de visitantes.

MAAT

El MAAT se ha convertido en una insignia de la ciudad desde su apertura en 2016.
El MAAT se ha convertido en una insignia de la ciudad desde su apertura en 2016.

El Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología, conocido simplemente como MAAT, es el museo emblemático de Lisboa, cuya inauguración en 2016 confirmó el estatus de la ciudad como una de las principales capitales culturales de Europa. Aunque no es un rival del Guggenheim de Gehry en Bilbao, la atrevida arquitecta británica Amanda Levete ha creado un impresionante y ondulado edificio cubierto de suaves baldosas de cerámica blanca, con lo que parece fluir y flotar a lo largo de los muelles de Belém, no lejos de donde partió Vasco da Gama en sus viajes pioneros de descubrimiento. Y el MAAT es en realidad una mezcla contrastante de dos edificios contradictorios: un nuevo y sorprendente diseño moderno y vanguardista yuxtapuesto con un monumento de ladrillo rojo del patrimonio industrial, la enorme planta eléctrica Central Tajo. Todo en el moderno MAAT sorprende. No hay una colección permanente, sólo una serie regular de desafiantes exposiciones temporales, las cuales van desde un fotógrafo local que documenta las islas Azores hasta una muestra educativa sobre la contaminación plástica, una instalación de cómic psicodélica de Hervé da Rosa y una inquietante instalación de arte sonoro auditivo que saluda al visitante que llega a la entrada junto al río Tajo del MAAT.

Museo Nacional del Azulejo

Una de las muestras del Museo Nacional del Azulejo.
Una de las muestras del Museo Nacional del Azulejo.

Lisboa se destaca por sus pequeños museos poco convencionales que muestran el patrimonio nacional distintivo de Portugal, especialmente el dedicado a los icónicos azulejos del país. Hay hermosos azulejos gráficos (azules, blancos, multicolores) por toda la ciudad, utilizados para decorar iglesias y palacios, tranvías y estaciones del Metro, así como elegantes anuncios gráficos, mosaicos decorativos y murales, incluso raros azulejos medievales árabes que sobreviven en el ruinas del convento del Carmen, prácticamente destruido por el gran terremoto del siglo XVIII. Sin embargo, para comprender realmente la cultura de los azulejos, hay que tomarse una mañana para explorar el fascinante Museo Nacional del Azulejo. El entorno es excepcional por sí mismo: el romántico convento de la Madre de Dios del siglo XVI, con claustros góticos, arcos y un jardín de flores, una iglesia barroca y una colección excepcional, permite al visitante seguir la evolución del arte de los azulejos vidriados del siglo XV, pasando por el renacimiento y el barroco hasta el art déco y el art nouveau estilizados, finalizando con una espectacular exposición temporal que ilustra el uso de azulejos en el arte contemporáneo. Incluso las paredes de la cafetería del museo están decoradas con azulejos deslumbrantes. Antes de partir, todos visitan la irresistible boutique de azulejos del museo para comprar el souvenir ideal.

Museo del Fado

El Museo del Fado está dedicado a este característico género musical portugués.
El Museo del Fado está dedicado a este característico género musical portugués.

No puedes ir a Lisboa y no vivir una velada de fado, la música melancólica que define el alma saudade de Portugal, cuyos cantantes y guitarristas llenan el aire con un anhelo nostálgico único. La música ha sido reconocida como Patrimonio Inmaterial de la humanidad por la unesco, pero antes de escuchar un concierto en vivo hay que sumergirse en la historia del fado en su propio museo. Éste es en gran medida un espacio interactivo, con una excelente audioguía que permite escuchar numerosas grabaciones digitales de calidad de diferentes “fadistas” mientras pasas frente las paredes de la galería llenas de fotografías, pinturas, carteles e instrumentos. Incluso hay cómodos sillones para acomodarte con auriculares y escuchar tu propia lista de reproducción de divas, como la legendaria reina del fado, Amalia Rodrigues, o la mayor estrella de la actualidad, Mariza. El museo se ubica en el antiguo barrio de Alfama –una de las pocas partes de Lisboa que salió ilesa del devastador terremoto de 1775–, un laberinto de calles empinadas, estrechas y adoquinadas que suben hasta el castillo de San Jorge. Después de visitar el Museo hay que volver por la noche y unirse a los lugareños en un bar antiguo, como
A Baiuca o Tasca do Jaime.

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