El lujo de los hoteles en Tokio

Propiedades que ofrecen desde una ubicación ideal, vistas espectaculares desde lo más alto de los rascacielos
y restaurantes reputados hasta spas con piscinas icónicas, los hoteles en la capital japonesa están llenos de sorpresas.

05 Apr 2024

Mandarin Oriental está ubicado en pleno centro financiero de Tokio.

Es probable que lo que más le sorprenda a quien visita Tokio por primera vez sea esa mezcla de contrastes. Una ciudad gigante en la que se puede por momentos disfrutar el silencio, la serenidad, las pequeñas callecitas tenuemente alumbradas que parecen sacadas de un siglo anterior y la arquitectura de vanguardia que da la sensación de estar en una película de ciencia ficción. La tensión entre el pasado y el futuro es una constante. Tokio es lo más parecido a otro planeta para alguien que viene de Occidente, porque la sorpresa se manifiesta en cada esquina. La sociedad japonesa se enfoca en la perfección, en hacer todo mejor que el día anterior. Es una cultura obsesionada con la belleza, con la atención al detalle, con la intención en los objetos y los rituales, y orientada a la hospitalidad.

Con ese marco de referencia, resulta la plaza ideal para la hotelería de lujo, la cual va en expansión en la ciudad. Prueba de ello son estos hoteles que además forman parte del programa Fine Hotels & Resorts, de American Express, que incluye beneficios para los clientes Platinum y Centurion. En ellos, una estadía en Tokio será potenciada por un servicio meticuloso.

El lobby de Aman Tokyo evoca las tradicionales lámparas de papel japonesas, porque está decorado con el mismo material.
El lobby de Aman Tokyo evoca las tradicionales lámparas de papel japonesas, porque está decorado con el mismo material.

Mandarin Oriental: vistas 360

2 Chome-1-1 Nihonbashimuromachi, Chuo City, Tokio

Casi todos los hoteles de lujo en Tokio se encuentran en los pisos altos de rascacielos. El lobby del Mandarin se ubica en el piso 38, con una vista parcial de 360 grados para contemplar el amanecer y el atardecer a través de sus grandes ventanales. Las habitaciones están enmarcadas por una vista magnífica de toda la ciudad. Como el jet lag hace que hasta los más dormilones despierten con el amanecer, contemplar este momento del día se vuelve un verdadero privilegio. El spa, cuyas piscinas, jacuzzi de hidroterapia y sauna tienen una vista envidiable, abre a las 6:00 a.m., hora ideal para
un momento de tranquilidad mientras el día se empieza a encender. Justo después hay que pedir el desayuno japonés a la habitación, que viene con pescado a la parrilla, arroz blanco, vegetales encurtidos, té verde y sopa miso para reconfortar el alma.

Entre las amenidades de cada cuarto hay unos binoculares para divisar el mar de edificios, un menú de almohadas con 12 opciones distintas, una botella de té oolong infusionada con cítricos y unas galletitas de cereal. Cada noche dejan en un pebetero un aceite esencial hecho con los más puros ingredientes y una tetera con té verde rostizado proveniente de Ippodo Kyoto. Para huéspedes recomendados, ofrecen también una caja con frutas japonesas de lujo, como un melón musk de Shizuoka, uvas shine muscat y peras vie en rose de Nagano, así como un caqui fresco de Nara. El lujo absoluto. La estadía está permeada por la atención al detalle y una cálida hospitalidad sin ser invasiva. Las propuestas gastronómicas del hotel no se quedan atrás. Para destacar, The Pizza Bar at 38th, un omakase de pizzas de 10 pasos desarrollado por el chef ejecutivo Daniele Cason. Las pizzas se preparan enfrente de los ocho comensales que caben en la barra en cada servicio y la masa se elabora con harina italiana orgánica, con una fermentación de 48 horas, lo que la hace ligera y muy digerible. Los toppings van cambiando de acuerdo con la estación y son presentados al comienzo de la cena en una canasta con sólo productos locales que vienen de fincas aledañas. Toda una experiencia. El restaurante chino Sense tiene además de una carta en la que se antoja todo, una vista y un servicio de primera.

The Peninsula Hotel: amenidades memorables

1 Chome-8-1 Yurakucho, Chiyoda City, Tokio

Está ubicado estratégicamente entre el Palacio Imperial y Ginza, el elegante barrio de compras. Una escultura imponente que representa a un dragón agachado sobre el universo, hecha con bambú de Keisen Hama, le da la bienvenida a los huéspedes envolviendo todo el espacio. El artista usó técnicas del ikebana (el arte de los arreglos florales) en esta obra, que simboliza la fuerza, la armonía y la buena suerte, evidenciando al mismo tiempo el hilo conductor del hotel: mezcla entre modernidad y acentos japoneses. Otra de las obras de arte que cabe destacar se encuentra en el atrio cerrado que
se ve desde el octavo piso hasta el 23, al frente de los ascensores. Esta espectacular instalación artística llamada The Void, hecha por Ben Jacober y Yannick Vu, está compuesta por 24 conos de acero y recubiertos de fibra de vidrio, suspendidos en este espacio de 70 metros de altura y siete metros de ancho.

El lobby de The Penisula Hotel, en Tokio.
El lobby de The Penisula Hotel, en Tokio.

Como parte del sello Peninsula, curiosidades como un secador para las uñas de las manos se encuentra adaptado en los cómodos walking closets, que fueron pensados con intención para que todo tenga un lugar y un flujo. En vez de las batas de baño de cualquier otro hotel, aquí hay yukatas, las hermosas batas japonesas hechas de puro algodón. Otro detalle interesante es la caja/puerta para el valet, dispuesta estratégicamente en cada habitación para obtener el máximo de privacidad. Ahí, el valet puede dejar el periódico, cualquier pedido o la comida del room service, en caso de que uno no quiera ser molestado. A esto se le suma el dispositivo especial en los baños, el cual hace que la bañera se convierta en spa gracias a los botones que ponen música relajante y el respectivo mood en las luces. Hay que fijarse en el lindo entramado de los tapetes de las habitaciones, que evocan el arte del origami.

Para los amantes del ramen, la sopa de fideos japonesa que causa devoción, el hotel hizo una alianza con Ippudo, un restaurante reconocido por haber internacionalizado este platillo y permitirles a los huéspedes probar el caldo de cerdo tonkotsu desde la comodidad de sus habitaciones.

La piscina de 20 metros de largo merece una visita, ya que la vista da hacia los jardines del Palacio Imperial y el Parque Hibiya. Los que reserven suites tienen amenidades complementarias, como un auto Mini a su disposición, previa reserva, hasta por tres horas y un máximo de 10 kilómetros desde el hotel.

Ritz Carlton Tokio: un bar memorable

Tokyo Midtown, 9 Chome-7-1 Akasaka, Minato City, Tokio

El hotel ocupa los últimos nueve pisos de la Midtown Tower, el edificio más alto de Tokio hasta hace poco tiempo. Está relativamente cerca de varios de los museos más interesantes de la ciudad, como el Museo de Arte Mori, The National Art Center o el Nezu, y en medio del distrito de Roppongi.

El lobby desprende ese aire de grandeza por la altura de sus techos, por la fantástica vista desde los ventanales de piso a techo del piso 45 y por el arreglo floral a la mitad del espacio. Además, es un lugar donde ocurren varias experiencias, como el performance de una maestra de caligrafía japonesa que, al son de la música, crea un cuadro gigante. En ese mismo nivel está el bar, que puede competir con los mejores de la ciudad. Los cocteles de la carta representan lo mejor de los ingredientes japoneses y la celebración de los artesanos es casi como una oda a la dedicación. No hay que dejar de probar el Bee’s & Tea y pedir una bebida elaborada con hielo espumante. El restaurante japonés Hinokizaka vale la pena porque combina cocina tradicional y contemporánea. La más reciente apertura es Héritage, de Kei Kobayashi, que muestra la cocina francesa moderna.

La amplia oferta de coctelería que se sirve en el bar del piso 45 en el Ritz Carlton Tokyo.
La amplia oferta de coctelería que se sirve en el bar del piso 45 en el Ritz Carlton Tokyo.

Ya desde las habitaciones, la vista vuelve a sorprender. El monte Fuji se observa perfectamente y una postal dispuesta en cada ventanal destaca los lugares icónicos de la ciudad. Cada cuarto tiene un purificador de aire, pijamas para quienes olvidan la suya, la posibilidad de pedir el aroma butler y escoger entre cinco esencias. Además, dejan como amenidad un aceite corporal de la marca Espa para relajarse. Se puede llegar al nivel del club para obtener los beneficios de desayunar en la biblioteca, rodeada otra vez de una vista que deja sin aliento a cualquiera. Para aquellos que les gusta trotar en la mañana, hay un mapa disponible con posibles rutas y una bandeja de cortesía con bebidas o barras de proteína, agua y toallas.

Aman Tokio: un lobby como ningún otro

The Otemachi Tower, 1 Chome-5-6 Ōtemachi, Chiyoda City, Tokio

Hay pocos lobbies tan impresionantes como el del Aman. Un espacio gigante que evoca las lámparas de papel japonesas porque está hecho con ese mismo material, adornado con modernos arreglos florales, rocas volcánicas y espejos de agua que logran transportar al huésped a otra realidad. El hotel ocupa los últimos seis niveles de un rascacielos de 38 pisos en el distrito financiero de Otemachi. Las habitaciones generosamente amplias tienen ventanales de piso a techo, incluso en los baños, para disfrutar la vista icónica de Tokio.

El spa resalta la tradición nipona en sus tratamientos y la piscina de 30 metros de largo es otra de las grandes protagonistas de la propiedad. No hay que perderse la experiencia del sushi omakase en Musashi, que sólo abre para la cena. El master sushi chef Hiroyuki Musashi trae a la barra lo mejor de este tipo de comida, lo que enaltece el oficio. La diferencia puede radicar en la preparación del arroz.
Él mismo hace la trazabilidad de los granos, pues es dueño de la cosechany lo prepara con el agua que se da en su región. Todo esto se combina con la alta calidad de los pescados y mariscos que le llegan diariamente directo del mercado. La belleza se vive en esta barra para tan sólo ocho personas mientras beben sakes en hermosos vasos de cristal, a la venta en la boutique del hotel.

Las instalaciones de spa en Aman Tokio, con una piscina de 30 metros.
Las instalaciones de spa en Aman Tokio, con una piscina de 30 metros.

Ritz Carlton Nikko: en la periferia

2482 Chugushi, Tochigi 321-1661, Nikko

Una escapada de la capital resulta perfecta en este hotel que, sólo al llegar, regala calma y serenidad. La hermosa propiedad mira hacia el lago Chujenzi y la montaña Nantai, regalando un paisaje conmovedor desde cada cuarto en cualquier estación, especialmente en el otoño, cuando el espectáculo de los colores de los árboles despliega todo su esplendor. El minimalismo japonés y la calidez se sienten en todo el complejo y en la privacidad de los cuartos; tanto en la terraza como en las bañeras se produce un llamado a la contemplación. El sistema de sonido surround hará que la música seleccionada se escuche también en el baño. A esto se le suma un onsen privado, el baño termal japonés lleno de propiedades por los minerales de sus aguas que provienen de Nikko Yumoto Onsen, un manantial natural descubierto hace 1,200 años. En éste, los huéspedes pueden regocijarse con el abrazo caliente de estas piscinas tanto en la parte interior como en la exterior, otra vez mirando hacia el lago y la montaña, un absoluto lujo.

El bar tiene una colección extensa de whiskies japoneses, mientras que el restaurante ofrece una cena de seis pasos estilo Kaiseki, con ingredientes de la región de Tochigi. Afuri, el conocido restaurante de ramen, ha hecho una alianza con el hotel y han creado una experiencia en conjunto, mediante un caldo hecho con ingredientes de la región, los cuales se especifica de dónde vienen.

Al estar rodeado de naturaleza, el hotel tiene varias experiencias: la visita a las hermosas cascadas de Kegon, la experiencia de la ceremonia del fuego con un monje en un templo budista, el recorrido por el complejo de los templos de Nikko (que es parte de la unesco) o una caminata alrededor del lago. Si están en temporada, una de las amenidades que dejan en la habitación es una cajita con fresas de Tochigi, reconocidas en el país por su calidad y ese balance ideal entre dulzura y acidez. Es una de las últimas inauguraciones de esta cadena hotelera en Japón, que merece sin duda un desvío de Tokio.

Vista al lago Chujenzi desde el Ritz Carlton Nikko.
Vista al lago Chujenzi desde el Ritz Carlton Nikko.

next