Cada vez hay más socavones y así afectan a viajeros alrededor del mundo

Esto puede explicar porque en ciudades cada vez que hay temporada de lluvias, se convierte en la temporada de esquivar hoyos.

04 Sep 2025

En diversas partes del mundo, la aparición de socavones, grandes hoyos que se abren en el suelo, se ha incrementado en los últimos años. Aunque estos fenómenos naturales no son nuevos, el cambio climático está intensificando su frecuencia y gravedad.

¿Por qué están apareciendo más socavones?

El cambio climático está alterando los patrones climáticos tradicionales. Las lluvias intensas, combinadas con sequías prolongadas, debilitan la estructura del suelo. Este desgaste facilita la formación de socavones, especialmente en áreas con suelos arcillosos o arenosos. El ciclo de sequía y lluvia extrema provoca que el agua se filtre con más facilidad, erosionando cavidades subterráneas hasta que el terreno colapsa. 

La aparición de socavones puede tener consecuencias enormes para quienes habitan cerca de ellos. No solo dañan viviendas, carreteras o redes de agua y electricidad, sino que pueden desplazar a familias enteras en cuestión de horas. En zonas urbanas, un solo socavón amenaza con colapsar calles enteras, como sucedió en Guatemala en 2010, cuando un hoyo de más de 30 metros de diámetro se abrió en medio de la ciudad tras el paso de la tormenta Agatha. Más recientemente, en 2021, un enorme socavón en Puebla, México, se tragó hectáreas de cultivo y obligó a desalojar a varias familias, un recordatorio de lo frágil que puede ser el suelo bajo nuestros pies.

El costo económico también es considerable: reparar la infraestructura, reubicar a las personas afectadas y reforzar las zonas de riesgo representa millones de dólares que los gobiernos deben destinar de emergencia.

Una razón más para estar alerta en tus viajes

Para los viajeros, los socavones representan algo más que un fenómeno geológico: pueden transformar por completo una ruta. En destinos turísticos, un hundimiento puede cerrar carreteras, desviar transportes o limitar el acceso a zonas arqueológicas y naturales. En México, por ejemplo, algunos caminos hacia cenotes y áreas de la Riviera Maya han tenido que ser reforzados debido a la inestabilidad del suelo, mientras que en ciudades europeas, como Roma o Nápoles, los colapsos subterráneos han obligado a cerrar calles enteras y formas de llegar a destinos populares por los turistas.

Aunque solemos asociarlos a países tropicales o con lluvias torrenciales, los socavones se registran en todas partes del planeta. En China, por ejemplo, varias ciudades construidas sobre terrenos kársticos (formados por roca caliza que se disuelve con el agua) sufren colapsos frecuentes. En Florida, los “sinkholes” son tan comunes que las compañías de seguros tienen pólizas específicas para cubrir este tipo de eventos. Incluso en Europa, en zonas de Italia y Croacia han visto cómo el aumento de las lluvias extremas provocan hundimientos en suelos agrícolas.

¿Qué se puede hacer?

La prevención es clave. Es esencial implementar sistemas de monitoreo en áreas vulnerables, mediante sensores y estudios geológicos que detecten la inestabilidad del terreno antes de que ocurra un colapso. La planificación urbana debe integrar estos riesgos en su diseño: no construir sobre terrenos inestables, reforzar drenajes pluviales y mejorar el manejo del agua subterránea. También es necesario invertir en educación comunitaria, para que las poblaciones sepan reconocer señales tempranas como grietas en el suelo, hundimientos pequeños o cambios en el drenaje de agua.

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