El cielo nocturno ha fascinado a los humanos desde el inicio de los tiempos. Siempre atribuido al hogar de los dioses y demás criaturas mitológicas, su profundidad incalculable da lugar a todo tipo de fenómenos, como es el caso de las lluvias de estrellas. Estas suceden varias veces al año, pero la conocida como Perséidas es la más brillante y se podrá observar pronto.

Las Perséidas deben su nombre a que parecen surgir de la constelación de Perseo. Sin embargo, también es común llamarlas Lágrimas de San Lorenzo, pues su cruce por la bóveda celeste coincide con las fiestas de San Lorenzo. Dicha celebración de bailes y desfiles de trajes folclóricos se realiza cada 10 de agosto en el barrio madrileño de Lavapiés.

Generalmente, el nombre de las lluvias de estrellas se asocia con las constelaciones.

Una lluvia de estrellas que no es de estrellas

Los trazos fugaces de luz en el cielo nocturno se deben a pequeños meteoros que, por gravedad, son atraídos a la atmósfera de la Tierra y, por la fricción, se calientan tanto que se incendian. En el caso de las Perséidas, el material cósmico que las compone son partículas de roca y polvo que quedan suspendidas en el espacio, provenientes de la estela del cometa Swift-Tuttle (un asteroide de 26 kilómetros de diámetro descubierto en 1862).

Cada verano, el planeta intercepta los restos de la cola del cometa. A gran escala, se trata de una simple intersección de astros, pero desde nuestra perspectiva el resultado es un cielo rayado de luces. Según los astrónomos, durante la lluvia de las Perséidas es posible admirar entre 100 y 150 meteoros cada hora, lo que la convierte en la más intensa del año.

Las Perséidas son la lluvia de meteoros más esperada del año.

¿Cuándo podemos ver las Perséidas?

Si bien la Tierra comienza a cruzar la estela del cometa desde finales de julio, tarda unos días en llegar a la parte con mayor concentración de partículas. El pico sucede durante las noches del 11 y 13 de agosto, cuando el número de meteoros por hora puede ascender hasta 200.

Para verlas con más claridad, lo recomendable es instalarse en un terreno plano y sin obstáculos. Asimismo, el número de astros será mayor si evitamos las fuentes de luz externas como la contaminación lumínica de las ciudades. Lamentablemente, el resplandor de la Luna también es un obstáculo que no podemos controlar; este año, por desgracia, el satélite estará alcanzando su fase llena durante los días de la lluvia de estrellas.

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