Desde 1976, los Premios Rolex forman parte de la Iniciativa Perpetual Planet y han otorgado un reconocimiento a quienes transforman vidas y comunidades enteras para construir un mejor planeta para todos. Siguiendo los valores de calidad, ingenio, determinación y el espíritu emprendedor que ha impulsado a la compañía desde sus inicios, en Travesías presentamos esta serie de Guardianes del Planeta, con perfiles de socios y laureados con Premios Rolex.
El reciclaje es una de nuestras mejores armas contra la contaminación y el deterioro del medio ambiente. No sólo sirve para reducir desperdicios, también para disminuir nuestra huella ambiental y ponerle un alto a la explotación constante de ciertos recursos. Es una herramienta con potencial ilimitado y una práctica esencial para nuestro futuro, siempre y cuando se haga bien.

Miranda Wang lo comprendió desde una muy temprana edad. Cuando apenas era una joven estudiante de preparatoria en Canadá, visitó una planta de reciclaje local y pudo ver que el proceso en realidad estaba mucho más lejos de cambiar al mundo de lo que pensaba. Ella y su mejor amiga de la adolescencia, Jeanny Yao, entendieron que sólo una mínima parte de los desperdicios que llegaban a la planta eran tratados y que la mayoría se quedaba apilada en montañas de basura.
De ese simple paseo escolar nació la misión de vida de ambas. Wang y Yao han trabajado juntas desde entonces para brindar una solución real que alcance el verdadero potencial del reciclaje y lo vuelva una auténtica herramienta para el bienestar del planeta. Con eso en mente, fundaron Novoloop, una innovadora compañía que está revolucionado la forma en que se reciclan los plásticos.

Anualmente, en todo el mundo se producen más de 400 millones de toneladas de plástico, pero menos de 9% de ese volumen es reciclado. El resto de los desperdicios se destina a vertederos, donde pasarán siglos antes de que se descomponga. Esto tiene una explicación. El plástico reciclado mecánicamente es de menor calidad y tiene usos comerciales limitados, en comparación con el plástico producido a partir de combustibles fósiles. De hecho, los plásticos más comunes, como el polietileno, son los más difíciles de reutilizar, lo que siempre ha representado un reto para la industria del reciclaje.

La misión de Wang y Novoloop justamente es resolver los desafíos más complejos con el mayor alcance posible. En 2019 alcanzaron uno de sus hitos más importantes, al descubrir la forma de descomponer el polietileno, que además de problemático representa un tercio de la producción mundial. La innovadora investigación le mereció a Wang un premio Rolex, que desde entonces ha sido un aliado vital para continuar con esta revolución del plástico, e hizo posible el reaprovechamiento del polietileno para la fabricación de bloques de construcción, multiplicando el valor de los residuos y evitando que se desechen en procesos altamente contaminantes, como la quema a gran escala.

Cinco años después, la alianza entre Novoloop y Rolex, por medio de la Iniciativa Perpetual Planet, sigue cosechando logros sin precedentes. Buscando hacer realidad el reciclaje a gran escala, otro de los obstáculos más importantes para la industria, Wang y su equipo han construido una innovadora planta de procesamiento de residuos plásticos. Esta fábrica, única en su tipo, se construyó en tan sólo seis meses en la localidad de Surat, en India, y está logrando algo hasta antes impensable: la producción industrial de productos plásticos sin humos tóxicos que afecten a la ciudad y que no arroje desechos a ríos.
Por el contrario, la nueva planta de Novoloop ha probado que se pueden reaprovechar los desechos plásticos para hacer productos de alta calidad, como materiales para impresión 3D o tenis para correr, con lo que recorta hasta 91% las emisiones de carbono de la manufactura habitual.

La planta de Surat ya tiene la capacidad suficiente para una producción anual de 70 toneladas cúbicas. Sin embargo, esto sólo es el principio. Wang y Novoloop, junto con aliados clave como la Iniciativa Perpetual Planet de Rolex, planean aumentar la operación, con el objetivo de alcanzar más de 175,000 toneladas de desechos plásticos reciclados para 2030, con lo que se reduciría hasta 800,000 toneladas de CO2 todos los años. Wang piensa que con ello se abre un camino necesario y que en cien años toda la producción de nuestros materiales va a ser igual. El bienestar de las generaciones futuras tiene que evolucionar de acuerdo con esta lógica circular.