Hay escenas que cualquiera que viaja seguido conoce demasiado bien: la pantalla de salidas de diferentes aerolíneas que anuncian “vuelo demorado”, los minutos se convierten en horas y, entre cafés fríos y sillas incómodas, la única certeza es que nadie te va a devolver ese tiempo perdido.
Durante un breve periodo de tiempo, parecía que esa frustración tendría una compensación real en Estados Unidos. El gobierno de Joe Biden había impulsado una norma que obligaba a las aerolíneas a pagar cuando el retraso era su culpa. La idea era clara: si el pasajero pierde su día, la compañía debería asumir parte de esa pérdida. Incluso se hablaba de cifras desde 200 hasta 775 dólares, además de cubrir alimentos, hospedaje y la reubicación en otro vuelo.

Pero esa promesa se esfumó en septiembre de 2025. La administración de Donald Trump decidió cancelar la iniciativa argumentando que el Departamento de Transporte se había excedido en sus facultades y que imponer esos pagos solo haría más caro volar. Para las aerolíneas, la decisión fue un triunfo: aseguraron que con la propuesta los boletos habrían subido de precio y su operación se complicaría. Para los viajeros, fue un recordatorio de que la paciencia y la suerte, una vez más, corre por su cuenta.
Esto no significa que el pasajero no tenga ningún derecho. La ley todavía garantiza reembolsos cuando un vuelo es cancelado o la demora es significativa. Además, muchas aerolíneas ofrecen, como cortesía, vales de comida, hospedaje o cambios de vuelo. La diferencia está en que nada de eso es obligatorio: depende de la compañía, de la situación y de qué tan insistente sea el cliente al reclamar.

En contraste, la Unión Europea, por ejemplo, tiene una regla que obliga a pagar compensaciones de hasta 600 euros si el retraso supera las tres horas. En Canadá, Brasil y el Reino Unido también existen leyes similares. Mientras tanto, Estados Unidos sigue confiando en la “buena voluntad” de las aerolíneas para cuidar de sus clientes.
Para los viajeros, la enseñanza es clara: revisar las políticas de la aerolínea, conocer qué derechos están vigentes y considerar un seguro de viaje que cubra imprevistos puede marcar la diferencia entre una espera eterna y una solución razonable.
