Zaha Hadid: arquitectura en estado líquido

La mujer más importante de la arquitectura contemporanéa nos deja un legado de formas extrañas, como sueños curvos en concreto.

23 Sep 2019

Nacida en Bagdad, pero radicada en Londres, Zaha Hadid fue galardonada con el Premio Pritzker en 2004, el más importante en el ámbito de la arquitectura en el mundo. Primera mujer en recibirlo, en su discurso de aceptación confesó que su principal preocupación como creadora era el desarrollo de un nuevo lenguaje arquitectónico más fluido y orgánico.

Ejemplo de piedra y metal de esta inquietud es el edificio de la Ópera de Guangzhou, al sur de China. Este proyecto fue diseñado por Hadid con la intención de que la estructura final simulara dos piedras a orillas del río de las Perlas, de tal forma que se integrara armónicamente con el entorno.

La Ópera de Guangzhou está conformada por una gran sala principal, un salón secundario y varios espacios de menores dimensiones, rodeados a su vez por parques. A pesar de ser independientes, cada una de las áreas de este complejo están conectadas entre sí por una rampa en espiral, escaleras mecánicas y un espejo de agua que se escurre desde el interior del edificio hasta la explanada exterior.

Al ingresar, el complejo estalla en una superposición de capas ondulantes, ángulos suaves y líneas dúctiles que crean la impresión de encontrarse dentro de un entramado de granito, metal y vidrio que parece no tener fin, que lo envuelve todo.

Esta obra confirma el mayor logro de Zaha Hadid: distorsionar el espacio para que podamos irrumpir en la belleza.

  • Diseño responsable

Para la conceptualización de la Ópera de Guangzhou se realizaron estudios de erosión, topología y geología del terreno, vigilados de cerca por Zaha Hadid para reducir el impacto a los contextos natural y social. La arquitecta declaró en 2015 que su misión era “crear edificios que produzcan un nuevo tipo de paisaje, que fluyan junto a las ciudades contemporáneas y a la vida de sus habitantes”.

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