Caminos de azul Caribe

Una ruta de Cancún a Tulum por la carretera más bella del sureste del país.

08 Nov 2017

1. Cancún

Pasear por el Bulevar Kukulkán es casi un ejercicio ostentoso: abundan propiedades lujosísimas y palmeras que elegantemente acompañan la avenida por el camellón. Desde luego que las escalas son inevitables, ya sea para comprar equipo de esnórquel, trajes de baño o artículos de moda, o para detenerse en un restaurante. La brisa entra suave y armoniosa por las ventanas e invita a completar el recorrido alrededor de la laguna de Nichupté, donde entre los manglares pueden apreciarse aves, tortugas, ranas y cocodrilos.

2. Puerto Morelos

Al acercarse a este pequeño puerto los caminos se vuelven más estrechos, hasta encontrar las callecitas llenas de arena que llegan al mar. Pequeños botes flotan casi estáticos en un mar azúl traslúcido y sin olas; es hora de subirse a alguno de ellos y zarpar a una clase de buceo. O echar a caminar por las pocas calles del pueblo y comer, además de mexicano, italiano, argentino, griego, estadounidense y canadiense, en restaurantes atendidos por inmigrantes que se negaron a regresar a sus tierras luego de conocer este sitio.

3. Playa del Carmen

Además de funcionar como un punto intermedio perfecto entre espacios naturales como Xcaret, Xel-ha, Sian Ka’an, y estar a un paseo en lancha de la isla de Cozumel, no hay que olvidar dedicarle un tiempo a esta pequeña ciudad. La Quinta Avenida, un andador de cuatro kilómetros paralelo a la playa, presume restaurantes y tiendas bohemias para recorrerlas a paso lento y con la familia, aunque también cuenta con bares y opciones de vida nocturna más animada. Al final de la avenida puede tomarse un ferry a Cozumel.

4. Tulum

Al final de la ruta es hora de descansar y para ello hay dos increíbles opciones, ya sea en Playa Paraíso o Playa Azul, donde luego de dejarse arrullar por las olas amables habrá que tomar una siesta en una arena que más bien parece bicarbonato de sodio en color y textura. Y qué decir de la visita al sitio arqueológico con cautivantes ruinas que dan al mar, del apacible paseo en kayak o canoa —salen a navegar grupos de estas pequeñas embarcaciones—, del más aventurero windsurf o de las excursiones submarinas en cenotes.

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