Entre molinos y pueblitos, el viaje del Quijote por la Mancha

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…

13 Apr 2019

Al leer el Quijote de La Mancha estamos renunciando (temporalmente) al control, a la cordura e incluso a la realidad. Y esto es algo de lo que Cervantes se aprovecha a lo largo de todo el texto a través de una ambigüedad territorial y espacial. Llega el momento en el que el lector no sabe dónde está ni cuánto tiempo lleva ahí porque, en realidad, ni el propio Alonso Quijano lo sabe.

Esa falta de precisión es parte de un universo que combina realidad con fantasía. Una atmósfera enrarecida que el Manco de Lepanto creó para nosotros. Por esta razón tratar de visitar los lugares reales que inspiraron las andanzas del Ingenioso Hidalgo es un verdadero reto. El libro sólo menciona tres lugares con certeza: El Toboso, Ebro y Barcelona.

recrear el viaje de Don Quijote

Fuera de esos destinos sólo contamos con ciertas referencias que posicionan vagamente a la gran mayoría de las aventuras del Quijote en la región de Castilla-La Mancha, en especial el Campo de Montiel y el Camino Real de Andalucía en las cercanías de Sierra Morena. Sin embargo, la esperanza resurge cuando recordamos el inicio de esta historia:”En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..”. Esta frase nos  permite darnos cuenta que Alonso Quijano recorría varios espacios de La Mancha.

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Un lugar de La Mancha…

Muchas personas se han dado a la tarea de buscar aquel lugar de cuyo nombre Cervantes no quería acordarse. Y como resultado de esto hay varios destinos turísticos que claman ser ese sitio de La Mancha. Argamasilla de Alba y Villanueva de los Infantes son los principales contendientes.

Argamasilla es el candidato propuesto por la Real Academia, mientras que un grupo de investigadores de la Universidad Complutense refutaron esa teoría y propusieron a Villanueva como el lugar donde la historia del Quijote comenzó. Lo cierto es que ambos poblados cuentan con varios edificios históricos y atracciones que los hacen merecedores de una visita.

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El Toboso

Aquí no hay la menor duda, este era el pueblo originario de Dulcinea, el gran amor de Don Quijote. En este sitio las atracciones son diversas y van desde el Museo-convento de Trinitarias, la iglesia parroquial, la ruta monumental, la nocturna, la de los pozos y sobre todo la literaria.

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La Cueva de Montesinos

La cueva en la que Don Quijote y  Sancho Panza se resguardaron por una hora (que para el Ingeniosos Hidalgo fueron tres días completos), es ahora el atractivo principal del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, en el límite de las provincias de Albacete y Ciudad Real. Un pueblo que recibe al año alrededor de 30 mil visitas.

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Ebro

Hablamos del segundo lugar que, no cabe duda alguna,  Alonso Quijano visitó. Este río aparece en el capítulo 29 de la segunda parte, cuando Quijote y su escudero llegan en busca de caballerías, para después seguir el cauce del río en busca de nuevas hazañas.

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La lucha contra los gigantes

La escena más famosa de todo el libro es quizá ese momento en el que Quijano se enfrenta a unos gigantes que no eran más que unos simples molinos. El sitio donde se realizó esta “legendaria” lucha es un misterio y esto se puede deber a que no hay un sólo lugar en el país Ibérico en el que se pudo haber inspirado Cervantes.

Al respecto los historiadores han aclarado que durante la época en la que se escribió el libro proliferaron en España grandes llanos saturados de molinos. De ese tiempo todavía se puede visitar Monta Cuervo (cerca de Belmonte) y el Campo de Criptana  en donde se pueden contemplar artefactos que datan del siglo XVI.

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Barcelona

Este es el último sitio certero que aparece en la historia y un destino que sin duda hay que conocer por lo menos una vez en la vida. Aquí es donde finalmente Don Quijote es derrotado en la playa, vencido por el caballero de la Blanca Luna, Sansón Carrasco.

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