Así es recorrer Petra de noche, e iluminada por miles de velas

La experiencia de explorar Petra cambia por completo al caer la noche.

26 Aug 2019

La zona arqueológica de Petra, en Jordania, es una de las siete maravillas del mundo y Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. Esta antigua ciudad (enclavada sobre acantilados de montañas) del imperio nabateo fue un punto estratégico en el desarrollo de las rutas comerciales entre Asia, África y Europa.

Es conocida como la “Ciudad Perdida” –entre otras cosas– por su ubicación que la hizo “esconderse” durante muchos siglos. Tanto así, que el sitio permaneció inadvertido por los viajeros hasta que, gracias al tratado de paz jordano-israelí de 1991, se convirtió en un verdadero destino turístico que llegó a duplicar su número de visitas.

Petra by Night

Caminar por esta antigua urbe que se funde con las montañas es una experiencia que estimula todos los sentidos; mucho más si se hace de noche y en medio de un abrumador vacío que invita a la reflexión. Y es que qué más puede provocar el desierto, las ruinas y el cielo estrellado de Jordania.

Esta experiencia nocturna recibe el nombre de Petra by Night, e implica atravesar el Siq (la entrada principal a la antigua ciudad de Petra) iluminada por miles de veladoras hasta llegar al Khazneh (El Tesoro), donde los viajeros se sientan a escuchar a un beduino que cuenta historias y leyendas de este antiguo lugar. Todo, mientras se disfruta una  taza de té y el ambiente se ameniza con música tradicional.

El Tesoro de Petra

Durante la visita (y contrario a como ocurre en el día), no se puede ir más allá de El Tesoro, sin embargo, no hace falta. Las luces que iluminan la milenaria fachada dan una perspectiva única y hasta inexplicable; algo que hay que vivir al menos una vez en la vida. Ante este sorprendente templo de 40 metros de alto sólo queda sentarse a apreciar el monumento e imaginarse cómo transcurrió la vida en su tiempo de gloria, cuando había unos 30 mil habitantes y donde confluían unas siete rutas comerciales entre Oriente y Occidente y se vendían productos como seda, betún, incienso, especias y mirra.

Vale la pena destacar que este paseo –de unas dos horas– es más bien un recorrido acompasado. ¿Esto qué quiere decir? Que no se trata de una aventura sino más bien de una suerte de descanso breve sobre el desierto y bajo las estrellas.

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Foto de portada: @asunlujan

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