Yelapa: una playa que nos lleva a la libertad de los setenta

La fama de Yelapa todavía atrae a uno que otro despistado.

30 Jul 2019

Este texto se publicó originalmente en el número 5 de Travesías, en diciembre de 2001.

A finales de los sesenta una gran cantidad de los recién denominados hippies comenzaron a desplazarse lentamente desde Estados Unidos hacia el sur de la frontera buscando lugares de belleza natural. Entre viaje y viaje llegaron a la playa de Yelapa, un lugar totalmente aislado de la civilización, que desde luego se convirtió para ellos en el sitio idílico que ofrecía absoluta libertad para hacer y deshacer sin las molestas intervenciones de la policía. Entre los famosas que visitaron la playa en estas lúbricas épocas están Bob Dylan, Elizabeth Taylor, Jack Nicholson, Dennis Hopper y Peter Fonda.

Con el paso del tiempo, la inevitable seducción de Yelapa convenció a muchos de quedarse. Unos 100 extranjeros –europeos y estadounidenses-, son residuos vivientes de esas oleadas. Y aunque lo único que queda hoy de ese tiempo hipnótico es la incuestionable belleza del lugar, la fama de Yelapa todavía atrae a uno que otro despistado que pretende encontrarse otra vez con el paraíso alucinógeno de antaño.

Yelapa

La mejor forma de llegar a esta playa es por mar, ya que la carretera del lado sur no rodea la Bahía de Banderas y se corta en Boca de Tomatlán. Aunque también se puede llegar en bicicleta de montaña o escalando desde el Tuito –un lugar en lo alto de las montañas detrás del poblado-, esta solución es recomendable sólo para deportistas extremos o pseudoextremos.

Para visitar Yelapa se pueden tomar lanchas en el malecón en Playa de los Muertos, en La Marina o en Boca de Tomatlán (todo esto en Puerto Vallarta). Otra opción es llegar hasta la Boca en camión (hay que tomar el camión que dice Boca/Mismaloya en la terminal de autobuses del sur) o en taxi, caminar hasta la playa y buscar taxis acuáticos.

Todos los días salen pangas llenas de turistas y locales rumbo a Yelalpa. El trayecto dura aproximadamente una hora y emboba el viajero por el glorioso paisaje, dividido entre el mar y la apretada vegetación de los cerros. El Hotel Lagunita, ubicado en la parte norte de la playa, es uno de los pocos en forma que existen en el lugar ya que la mayoría de los sitios para hospedarse son casas (hay de todo tipo, algunas son muy grandes, con alberca y terraza, y otras son muy sencillas, con cuarto y los servicios básicos como baño y regadera).

En la hilera de restaurantes a la orilla del mar, además de mariscos, se ofrece principalmente cerveza y raicilla, una bebida fermentada hecha de las raíces de la planta de maguey, cuyos efectos “alucinógenos” le han dado fama a Yelapa; se produce sin la licencia del gobierno y a pesar de ser ilegal puede ser comprada con tan solo preguntar a los locales. La playa, de arena dorada y agua color turquesa, es ideal para practicar el esnórquel, el parasailing y la natación.

Si se quiere llegar a la famosa cascada de Yelapa hay que recorrer las calles estrechas y empinadas del pueblo y subir muchas escaleras de piedra. Esta imponente caída de agua tiene 45 metros de altura y se encuentra rodeada de vegetación tropical; es delicioso nadar en el ojo de agua que produce.

Cerca de Yelapa se puede visitar otras playitas, como Las Ánimas, Majahua y Quimixto. Playa Las Ánimas es la más cercana a Puerto Vallarta y a los turistas les encanta visitarla porque es perfecta para nadar y practicar el esnórquel. Quimixto está lleno de palmeras y tiene una cascada, aunque no tan espectacular como la de Yelapa. Majahua es la playa privada del hotel Majahuitas Resort, un hotel estilo Robinson Crusoe, rodeado de vegetación selvática con cabañas sin ventanas y sin luz. Sus aguas cristalinas son ideales para practicar el esnórquel y el buceo.

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