En muchas ocasiones hemos resaltado lo colorido que es México, pero pocas veces nos detenemos en lo que escuchamos. Los sonidos han sido parte elemental de la identidad de nuestro país; desde el poema de Nezahualcóyotl que hace alusión al canto del cenzontle, hasta la alerta sísmica de la capital, navegamos la vida en gran medida a partir del oído.
Es por eso que la Fonoteca Nacional, institución que se encarga de estudiar y salvaguardar todo lo relacionado al audio en el país, creó el Mapa Sonoro de México, una guía interactiva en la que es posible recorrer toda la República a través de sus sonidos.
Diseñamos un itinerario por todo el país
Empieza en la frontera con Estados Unidos, en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde se puede oír el festejo de la afición pambolera al ver a su equipo campeón en la final del torneo de fútbol más importante del país, en el Estadio Olímpico Benito Juárez. Seguimos el trayecto hacia el sur, en donde el desierto se encuentra con el mar, se pueden oír las olas que rompen con la playa en Rosarito, Baja California. Continúa con una parada en el Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir, para conocer la canción Está oscureciendo y amaneciendo en kiliwa, un idioma en muy alto riesgo de extinción, según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas.
Con más de cinco millones de kilómetros cuadrados, los sonidos en México no se limitan a los de la superficie; en la Bahía de Magdalena, en Baja California Sur, se puede escuchar el canto de una ballena gris y su ballenato, una melodía que no se olvida nunca. Del otro lado del Golfo de California, de vuelta en Chihuahua, un animal, cientos de veces más pequeño, crea una sinfonía igual de poderosa en una noche donde lo único que rompe el silencio del desierto es el chirriar de los grillos.
Al otro extremo del país
Aquí, la geografía, los acentos y hasta los dialectos cambian. En Valladolid, Yucatán, abundan las conversaciones en maya; otra escena cotidiana es el domingo de beisbol en el municipio de Halachó, donde juegan Los Chivos, animados desde las gradas, entre la venta de antojitos al ritmo de la jarana yucateca. Rumbo al centro del país, atravesamos los sonidos nocturnos de la selva en la biosfera de Calakmul, más activa en la madrugada que en el día. Después, en Oaxaca, se oye el bullicio del Mercado 20 de Noviembre; un músico ambulante y mujeres vendedoras de tlayudas, le hacen competencia a la gastronomía (protagonista en un viaje a este estado).
En la capital imperan los ruidos, más que los sonidos, pero tal vez uno de los más famosos son el anuncio de la lucha libre en la Arena México de la colonia Doctores, los organilleros de Coyoacán o las campanadas de la Catedral del Centro Histórico que nos transportan a la época colonial; de la que aún quedan muchos sonidos, como el reloj de la Misión de Jalpan en medio de la Sierra Gorda en Querétaro.
Este mapa es mucho más que audios aislados, cuenta con episodios de podcasts como el de Sones y Canciones, historia de la banda sinaloense, en el que además de transportarse, el viajero puede aprender un poco más de uno de los cientos de géneros musicales mexicanos.
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