Italia

Tres hoteles para vivir la fantasía de lago de Como

Tres hoteles que ofrecen distintas experiencias en el lago de Como, un destino con encanto atemporal al norte de Italia.

POR: Liliana López Sorzano

El Grand Hotel Tremezzo es uno de los clásicos del lago de Como. Ha sido locación de películas y funciona desde 1910.

Al borde del idílico lago de Como se encuentran grandes villas que hablan de otro tiempo, pueblos pintorescos de callecitas empedradas y montañas desde donde el paisaje cobra otra relevancia. Este lago de carácter cinematográfico fue refugio para aristócratas y siempre ha atraído a artistas y viajeros en busca de inspiración y serenidad.

Es un escenario geográfico natural, como sacado de una postal, que remite a la idea del paraíso que usan las películas de ciencia ficción o las de fantasías épicas, y que nos recuerda escenas de James Bond en Casino Royale.

Caminatas por las montañas, recorridos acuáticos, cenas de estrellas Michelin, tumbonas al sol, albercas con vistas impresionantes hacen de este destino, a tan sólo 45 minutos al norte de Milán, un pequeño refugio de felicidad. La región siempre ha estado marcada por un aire de lujo. Propiedades de ensueño han sido transformadas en hoteles para disfrutar la cálida hospitalidad italiana.

Grand Hotel Tremezzo

“Ese lugar feliz y soleado”, diría Greta Garbo en la película The Grand Hotel de los años treinta, que inmortalizó al Grand Hotel Tremezzo, una de las propiedades más destacadas del lago de Como.

Inaugurado en 1910 por la familia Gondola, el hotel vivió una época fastuosa hasta la Primera Guerra Mundial, cuando lo convirtieron en hospital. La propiedad pasaría a manos de la familia Sampietro en los años treinta, para volver a su calidad de hotel, y en la actualidad le pertenece a la familia De Santis, que se ha encargado de cuidar cada detalle de la decoración y en cuanto a la hospitalidad, para no perder la esencia del lujo y el espíritu glorioso de su pasado muy onda dolce vita.

Desde el balcón de una de sus 90 habitaciones, decoradas con tonos pasteles, con muebles de época y baños de mármol, destellos de sol se reflejan sobre la vista imponente del lago, logrando que el tiempo no importe al mirar las estelas de los barcos que atraviesan el agua.

Este palacio histórico tiene dos albercas imponentes: una que parece flotar sobre el lago y otra con vista desde las alturas y rodeada de preciosos jardines. De hecho, es posible llegar desde ambas a un sendero panorámico y por él hasta el jardín botánico de Villa Carlota, hoy convertido en museo.

El Gran Hotel Tremezzo podría ser la locación perfecta para alguna de las películas de Wes Anderson, en la que alguno de sus protagonistas se regodearía alrededor de un desayuno buffet extraordinario, incluso pantagruélico. Este entra en el listado de mejores desayunos de hotel no sólo por el gran despliegue estético, sino por su variedad de productos locales, como una barra de más de 15 variedades de quesos, los baldes enormes de mantequilla de Isigny, una estación sólo de chocolates, charcutería, pizzetas, anchoas, distintos tipos de mieles, panadería dulce italiana y todos los antojos que se puedan imaginar. En la noche, este mismo espacio es el restaurante La Terraza, donde sirven un plato insignia, el risotto a la milanese con azafrán y hoja de oro, una receta del fallecido chef Gualtiero Marchesi, una de las figuras más conocidas de la gastronomía italiana.

El entorno natural y el encanto vintage de este hotel de lujo crean una estancia para nunca olvidar.

Passalacqua

Habría que empezar por decir que este hotel con apenas dos años logró obtener el primer puesto en la primera edición de los World’s 50 Best Hotels of the World, en 2023. En 2024 lograron la segunda posición, todo un reto para una propiedad independiente de tan sólo 24 habitaciones. Quien cruce la puerta de entrada de esta propiedad entenderá por qué logró captar la atención y cautivar a muchas personas.

Hay un trabajo de seducción importante. Primero, la sensación de estar en una inmensa propiedad, aludiendo al lugar común de “sentirse en casa”, que aquí no sólo es un eslogan, sino una realidad. Segundo, porque la decoración no deja un rincón sin haber sido pensado, sentido, escogido o curado.

Los candelabros dispuestos en habitaciones y espacios comunes son todos distintos y cada uno más espectacular que el otro, hechos por artesanos de vidrio de Murano. La conquista de todos los sentidos está asegurada con la celebración de lo artesanal, de lo hecho a mano, de los objetos de relicarios y anticuarios desplegados por toda la propiedad, así como los arreglos florales. Los espejos y los minibares de las habitaciones fueron labrados en espejo por la familia Barbini; las sedas de los muebles fueron elaboradas por Rubelli, un fabricante de Venecia, mientras que la alberca y su invernadero aledaño fueron salpicados por la colorida alegría de la célebre diseñadora J.J. Martin.

A finales del siglo XVIII, la familia del conde Lucini Passalacqua comisionó este palacio, que llegó a albergar a personajes como Churchill. Una placa del edificio principal advierte que el compositor Vincenzo Bellini se inspiró en esos predios para crear sus óperas más celebradas: La Sonnambula y Norma. Por eso los dueños actuales, la familia De Santis (los mismos dueños del Gran Tremezzo), decidieron nombrar las habitaciones con personajes de las óperas de Bellini. Las suites en la casa principal destilan drama y grandiosidad con sus amplios espacios, la bóveda de los techos decorada con frescos y estucos, junto con la comodidad y la tecnología de un hotel contemporáneo. Además, como detalle que sirve de hilo conductor, el sello que recorre toda la propiedad son tres peces que hacían parte del escudo de la familia Passalacqua, presentes en llaveros, logos, pantuflas, papelería, entre otros.

La casa principal se ubica en las alturas, sobre terrazas que dan a jardines de olivares y rosales, así como huertas, a las que se llega al descender por sinuosas rampas decoradas con cipreses para terminar a la orilla del lago.

La cocina sofisticada y llena de sabor está a cargo de la chef Viviana Varese, y gran parte de los platos son terminados en mesa con carritos, como se solía hacer, servidos por meseros amables que saben el nombre de cada huésped y que van vestidos con la elegancia de trajes blancos y smoking. Dentro de la carta encuentran platillos ligados al pasado de la chef, como lo son todas sus preparaciones de mar, su ensalada de lechugas con vinagreta de pistaches o la pasta con papa y un pesto también de pistaches. Las espectaculares vajillas de la casa italiana Ginori cambian de acuerdo con el momento de la comida. El desayuno también merece una mención especial. Los huéspedes tienen acceso a una cocina abierta (como si se estuviera en casa) para escoger del buffet pasteles, panes, charcutería, quesos, frutas, todo dispuesto como si se estuviera presenciando un photo shoot de revista. El telón de fondo es la vista hacia el lago, el sonido de las fuentes y los hermosos jardines. La belleza se respira por toda la propiedad, lo que hace que la estadía sea realmente única y memorable.

Il Sereno

Enclavado entre montañas imponentes y las tranquilas aguas del lago, este hotel se diferencia de las demás propiedades palaciegas y de aires históricos que definen la región por su minimalismo sofisticado, donde cada detalle fue pensado para cautivar a sus huéspedes.

Firmado por la reconocida arquitecta y diseñadora española Patricia Urquiola, Il Sereno rompe con las características clásicas del lujo italiano sin perder la esencia del lugar. Aquí no hay columnas de mármol ni dorados barrocos típicos de las villas de este destino, sino una arquitectura moderna y limpia que celebra la conexión entre el paisaje y los espacios interiores. Los ventanales de toda la propiedad enmarcan el lago y los materiales naturales, como la madera, la piedra y el vidrio, así como un mobiliario contemporáneo, crean una atmósfera donde la naturaleza es la protagonista.

Una amplia y hermosa alberca de concepto infinito se funde con los colores del lago. Está climatizada para los días frescos y quien se sumerja en ella escuchará una playlist que sólo se oye bajo el agua. Justo al lado se encuentran los yates de madera que también fueron diseñados por Urquiola, los cuales pueden ser manejados por los propios huéspedes sin necesidad de asistencia. A quienes les guste más la montaña, el hotel propone varias rutas escénicas por las colinas boscosas de las cercanías, desde donde se disfrutan vistas panorámicas.

Son sólo 30 habitaciones, todas con vistas panorámicas y al mismo tiempo con ventanas que dan hacia la vegetación, luces tenues indirectas, tonos neutros, baños súper amplios hechos con piedra local y amenities de Ex Voto que ayudan a tener un espacio de relajación y calma.

Destaca el restaurante Al Lago, enmarcado por arcos de piedra que dan hacia el lago, dirigido por el chef napolitano Rafaelle Lenzi; de los pocos establecimientos en la región que han alcanzado una estrella Michelin. Los clásicos italianos son reinterpretados con delicadeza: hay uso de los productos y de la pesca locales, y guiños a la cocina de Lombardía, siempre con una mirada contemporánea.

Puede que suene a cliché, pero pareciera que esta región hubiera estado predestinada para el romance, con esta combinación de naturaleza, lujo y seducción de los sentidos.

 
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