Aunque nada se compara con estar parados físicamente en algún destino, la ventaja que ofrece la tecnología es que podemos hacer recorridos kilométricos de un segundo a otro, una hazaña que en la vida real serían imposible. De hecho, el internet nos permite visitar la amplitud de un país en horas, sin necesidad de carreteras, trenes, taxis o esperas.
En estos tiempos caóticos, en los que es recomendable quedarnos en casa, podemos hacer todos los viajes que queramos. Y qué mejor empezar esta exploración en Inglaterra sin salir de casa, una isla que en otras épocas fue el epicentro del mundo y la cuna de algunos de los artistas más famosos y reconocidos. Para llegar allá hay que pasar 10 horas en un avión (si no hay escalas). En la ciudad hay que comprar una Oyster Card, subirnos al metro, buscar nuestro alojamiento por más de una hora, etc. Ahora si vamos de casa con un clic se puede ver desde las colinas del sur hasta las calles de Edimburgo, pasando por los museos y una visita rápida (y necesaria) al Támesis.
Darle la vuelta al mundo, a través de internet, es posible gracias a numerosas herramientas que dan la oportunidad no solo admirar una multitud de sitios, sino literalmente ingresar a los edificios y conocerlos por dentro; un ejemplo es el British Museum, un lugar que nos ofrece la oportunidad de conocer el legado histórico de cientos de civilizaciones; recientemente el museo abrió sus puertas para ofrecer recorridos virtuales de forma gratuita. Pero además de visitar los grandes recintos del país, podemos conocer el Reino Unido a través de los productos culturales que ha dado al mundo.
Un sitio arqueológico: Stonehenge
Este sitio arqueológico, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, nació hace 5 mil años durante el Neolítico tardío. Este espacio ceremonial, usado por civilizaciones antiguas, guarda numerosas curiosidades arquitectónicas, simbólicas e incluso astronómicas que se pueden conocer a detalle en el recorrido virtual que ofrece su página web.
Foto: Frédéric Vincent
Un libro: Orgullo y Prejuicio
Escoger un sólo libro de toda la variedad que ofrece esta isla, es casi imposible. Quizá el más icónico sea esta novela de Jane Austen, publicada en 1813. Narra la historia de Elizabeth Bennet, una chica que vive en una zona rural cercana a Londres. Amante de las caminatas y la prudencia, la joven pondrá a prueba sus ideales cuando conozca al arrogante señor Darcy.
Esta obra ofrece a sus lectores una colección de paisajes y páramos verdes (inspirados en Derbyshire y Hertfordshire) para conocer el país más allá de la capital.
Foto: Dimirty B.
Una película: Trainspotting
La cinta, basada en la novela homónima de Irvine Welsh de 1993, nos transporta al lado urbano de Escocia a finales del siglo XX. Trata de la vida de cuatro amigos adictos a la heroína que recorren las calles de Leigh, en Edimburgo, tratando de sobrellevar su existencia. Aunque la historia se centra en la capital escocesa, muchas de las escenas se grabaron en la ciudad de Glasgow.
Edimburgo. Foto: Florencia Viadana
Una serie: Downtown Abbey
A lo largo de sus temporadas, este programa nos permite observar la Inglaterra del siglo XIX. Ser parte de los secretos y tragedias de los Crawley, una familia aristócrata cuya vida se entremezcla con la de la servidumbre. Filmada en el castillo de Highclere, en Hampshire, los paisajes que ambientan la serie son colinas siempre verdes y horizontes infinitos.
Foto: Richard Munckton
Un recinto musical: Ópera Real de Londres
Una manera de conocer Inglaterra sin salir de casa, y el poder de su inmenso talento escénico, es a través de la Ópera Real. Aunque ha existido desde hace unos 260 años bajo diferentes nombres, ahora está instalada en un edificio victoriano de 1858. Una buena noticia es que la compañía ofrecerá espectáculos gratuitos que transmitirá por su canal de YouTube. Entre ellos están Pedro y el Lobo, Acis y Galatea, Così fan tutte y La Metamorfosis.
Foto: David Woo
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