Aquí no hay cambios drásticos en el invierno, las precipitaciones del verano son regulares y el resto del año es tan cálido que resulta imposible no amarlo.
Fue gracias a sus temperaturas y encanto natural que Chapala se convirtió en un destino consentido para las familias de abolengo del siglo XIX, cuando se popularizó la construcción de fincas en esta región. Incluso cuenta la leyenda que Don Porfirio Díaz pasaba aquí algunos fines de semana de completo descanso.
Tanta fue la fama de la ciudad, que el linaje de los Fernández construyó en Chapala el rancho que quizá sea el más popular de la República: Los 3 Potrillos.
Chapala es una ciudad que lleva el mismo nombre que el lago más grande del país. Con una superficie de más de 114 hectáreas, el Lago de Chapala ocupa el 86% del territorio de Jalisco y el 14% del territorio michoacano; además, abastece de agua potable a la tercera ciudad más grande de México: Guadalajara.
24 horas en Chapala
Lo primero que debes visitar es el Malecón; aquí el tiempo parece detenerse, el espejo de agua es hipnotizante y la sierra marca la formación del antiguo fiordo que vio nacer a este lago.
En una extensión de dos kilómetros -lo que mide el malecón- encontrarás puestos callejeros y establecimientos que te reciben en tu visita por esta ciudad. Puedes encontrar artesanía huichol y restaurantes en los que la pesca diaria dicta los platillos a degustar, como Beer Garden, Restaurante Bar el Guayabo Sabroso o La Palapa de Don Juan. El ceviche, el pescado blanco empanizado o al mojo de ajo, y la tradicional birria jalisciense, son algunos de los que no puedes perderte.
Luego de la comida es buen momento para hacer un recorrido a través de la historia de Chapala. Es imprescindible visitar la Isla de los Alacranes, misma que recibe su nombre por su forma similar a este animal.
Nombrada como Patrimonio Cultural Inmaterial en 2017 y Patrimonio Sagrado del pueblo Wixárika de Xapawiyemeta, esta isla, de acuerdo con la cultura Wixárika o huichol, representa el segundo de los tres ciclos que marcan la cosmogonía del pueblo a través del origen de la humanidad tras el diluvio y la creación del maíz.
Para llegar a la Isla de los Alacranes es necesario tomar una embarcación en el muelle del malecón y navegar por el Lago de Chapala durante 15 minutos. La tarifa puede variar dependiendo de la temporada.
Dentro de la isla es posible observar un alacrán tallado en piedra, un cuadro dedicado a la Virgen de Guadalupe -que representa la fusión de culturas- y las ofrendas de listones, velas y jícaras que la comunidad deja cada año en agradecimiento por la vida del lago.
De vuelta en el malecón, compra una nieve de garrafa y descansa en una de las bancas a la orilla del Lago, pues llegó el momento de admirar el atardecer y dejarte hipnotizar por la vista panorámica, que en cierto punto, parece ser infinita.
Para una despedida inolvidable, vale la pena presenciar la vida nocturna del malecón. La música regional suena a todo volumen, los cocktails y los bailes no pueden faltar y, mucho menos, las luces de los bares reflejadas en la inmensidad del lago.
Si tienes tiempo extra
El ahora Palacio Municipal originalmente fue construido en 1898 como hotel y funcionó como tal hasta finales del siglo XX. Apenas en 2001 fue convertido en oficina pública.
El Centro Cultural González Gallo es también un viaje al pasado de Chapala. Aquí encuentras la antigua estación de ferrocarril, un edificio construido en 1920 que fue renovado en 2005 para convertirse en el centro cultural. Además, en la Sala de Arqueología Regional se exhiben piezas de todo el país, pero principalmente de la Ribera del Lago de Chapala.
Las actividades acuáticas forman parte del atractivo turístico de la ciudad, si además de visitar la Isla de los Alacranes te animas a practicar paddle surf, esquí acuático, kayak o deportes de vela, entonces contacta a Chapala Lake Adventures.
