Destino México x Banorte: una colección que invita a viajar por nuestro país

Cuatro destinos, una identidad, muchas sorpresas. Naturaleza, gastronomía y ciudad, en México hay algo para todos los viajeros. Presentado por Banorte.

12 Dec 2025

México es un auténtico paraíso para viajeros. No es ninguna exageración asegurar que aquí todos pueden encontrar algo que les emocione, que se ajuste a sus planes y pasiones y los lleve a recorrer el territorio. Como prueba estos cuatro destinos.

Algo de la calma y la belleza natural de ciertos paisajes, la tradición culinaria como sólo la puede haber en este país y la intensidad cultural de nuestras ciudades.

Valle de Bravo

Este pueblo mágico se ha transformado en un destino donde la naturaleza, la gastronomía y el diseño conviven en perfecta armonía. Entre montañas, el lago como protagonista y una energía llena de calma y aventura que se siente desde la llegada, Valle sigue conquistando tanto a los que buscan desconectarse unos días como a quienes ya decidieron quedarse para siempre. La escena local vive un momento importante: nuevas propuestas gastronómicas, hoteles que apuestan por el bienestar y espacios que combinan lo rústico con lo moderno. Aquí, el lujo no se mide en el exceso, sino en la calma, el aire fresco y el tiempo sin prisa.

¿Dónde dormir?

Hospedarse en Rodavento te sumerge en la experiencia del bosque. Este hotel redefine el concepto de escapada de montaña: suites entre árboles, fogatas nocturnas y un spa que honra el bienestar desde lo elemental. Pero si lo que quieres es privacidad al máximo, las cabañas de Mi Cielo son una gran opción.

¿Dónde comer?

Nosotros les tenemos un cariño especial a los clásicos. Para empezar el día, San Simón, un lugar que combina pan artesanal, café de especialidad y una cocina de producto local, ideal para un brunch o una comida o cena (los fines de semana) al aire libre. Para la comida, los tacos de jabalí de Asados Don Abel son un clásico en Avándaro.

¿Qué hacer?

El entorno natural de Valle de Bravo siempre invita a momentos de reflexión, de cuidado de uno mismo y de pausas necesarias. Para lograrlo, te recomendamos hacer un hike en Monte Alto o visitar la gran Stupa Bon.

Monterrey

La ciudad, rodeada de montañas y con una energía industrial que se reinventa en clave contemporánea, está encontrando su propio ritmo entre el diseño, el arte y la gastronomía. Es una metrópoli que combina arquitectura moderna, parques recuperados y una escena culinaria en constante evolución, donde los clásicos conviven con propuestas recientes que definen la nueva cara de Monterrey.

¿Dónde dormir?

El recién inaugurado Presidente InterContinental Monterrey marca un nuevo estándar de hospitalidad en la ciudad. Su diseño contemporáneo, inspirado en el paisaje regio, combina materiales naturales, obras de arte local y una atmósfera cálida y sofisticada, ideal tanto para viajeros de negocios como para escapadas de fin de semana, con vistas espectaculares a la Sierra Madre y un spa donde la calma es prioridad.

¿Dónde comer?

El recorrido gastronómico empieza en Bambis, un nuevo café que ya se volvió un punto de encuentro para los locales: diseño cuidado, pan recién hecho y una carta ligera que combina confort y frescura. Para una experiencia más formal, Pangea, del chef Guillermo González Beristáin, aún es la referencia de alta cocina en Monterrey: técnica impecable, ingredientes del norte y un servicio infalible. Si se trata de carne, La Nacional mantiene su estatus de templo carnívoro. Y para cerrar con sabor a historia, El Jonuco rinde homenaje a la cocina tradicional norteña con recetas familiares, tortillas de harina hechas a mano y guisos que saben a fogón y tiempo.

¿Qué hacer?

La instalación de James Turrell, en el Museo de Arte Contemporáneo (Marco), ofrece una experiencia sensorial única, donde la luz y el espacio se convierten en arte puro. Otra parada obligada: Parque Fundidora, el gran símbolo de la transformación de la ciudad. Antiguas estructuras industriales convertidas en jardines, museos y paseos al aire libre. Ideal para recorrer en bici, asistir a un concierto o simplemente ver cómo el acero y la naturaleza conviven con armonía.

Cuatro Ciénegas

Este destino es más para astronautas que para viajeros casuales. No es exageración, hubo un tiempo en que era frecuentado por científicos de la nasa y la unam, interesados en su enigmático ecosistema. Cuatro Ciénegas, protegido como reserva desde 1994, tiene alrededor de mil especies de flora y fauna, de las cuales más de 70 son endémicas, incluyendo algunos de los microorganismos vivos más antiguos que podrían encontrarse en el planeta.

¿Dónde quedarse?

Cerca de la reserva hay un pintoresco pueblo mágico con el mismo nombre donde puedes encontrar hospedaje con todas las comodidades, como en Hacienda 1800, que ha convertido un edificio de los años coloniales en que se fundó el pueblo en un hotel boutique para descansar del día en el desierto.

¿Dónde comer?

Aunque no es un destino que se caracteriza por su tradición culinaria, hay que recordar que estamos en el norte, donde siempre se puede encontrar algo bueno para comer. Varias recetas clásicas de la región, como la machaca, el pirata o el cortadillo abundan en discretas fondas por el centro del pueblo. Hay un consenso más o menos general sobre la catedral gastronómica de Cuatro Ciénegas y todo apunta a la Cantina El 40, que opera desde 1921, especializada en la buena carne en todas sus presentaciones y donde los fines de semana se puede escuchar fara fara, el trío norteño.

¿Qué hacer?

Si llegaste a Cuatro Ciénegas, lo hiciste por sus icónicas pozas. Hay algunas, como la Poza Azul, la más famosa de todas, en la que se restringe el nado. Sin embargo, algunos de los más de 400 cuerpos de agua de la reserva permiten un chapuzón y quizá el mejor sitio para hacerlo es en el río de los Mezquites, entre tortugas y peces. También se pueden hacer hikes alrededor de la reserva, para llegar a las dunas de yeso, o incluso rentar un kayak e irse moviendo por los ríos cristalinos que conectan cada poza.

Ensenada y Valle de Guadalupe

Siempre es un buen momento para visitar Ensenada, una de las cunas gastronómicas de nuestro país. Cocineros jóvenes, proyectos sostenibles y hoteles con alma han transformado la zona en un punto obligado para quienes aman comer bien, desconectarse y disfrutar sin prisa.

¿Dónde dormir?

Bruma es uno de los hoteles más especiales del valle. Su diseño se integra con el paisaje, con piedra, madera y vistas abiertas a los viñedos. Es el tipo de lugar al que vas a descansar, comer bien y dejar que el tiempo se alargue un poco más. Perfecto para una escapada de fin de semana, con vino en mano y sin señal.

¿Dónde comer?

En Lunario, la chef Sheyla Alvarado, quien forma parte de la guía Michelin y tiene dos estrellas, entre ellas una verde, crea una experiencia única: menús de temporada, ingredientes del valle y una cena bajo las estrellas que se siente de película y especial. Es uno de esos lugares que justifican el viaje. La carreta de El Gordito, un clásico para comer comida callejera. Vale la pena probar sus tostadas de ceviche o cocteles. Y para botanear y disfrutar una cerveza helada, Wendlant.

next