Glenmorangie: un homenaje (perfecto) al mejor whisky de Escocia

Travesías tuvo la oportunidad de asistir a una cata guiada por David Blackmore, –Global Ambassador para Glenmorangie–, un experto escocés que dio a probar cuatro sellos distintos de Glenmorangie con cuatro tipos de chocolate.

25 Jun 2020

Tomar whisky es una cultura en sí misma. Una tradición de antaño que tiene que ver con el paladar y la vocación de descubrir y abrir los sabores. Cada trago representa siglos de historia y de evolución concentrado en un pequeño y grueso vaso. Si hay una marca que conoce el legado y la sofisticación de esta bebida es sin duda Glenmorangie.

Una destilería que a lo largo del tiempo se ha mantenido fiel a sus ideales y ha operado con un grupo limitado de expertos, que entre otras cosas, aman las virtudes no sólo de la fermentación de la malta, sino de los campos de cebada y de trigo. Ellos comprenden esa relación discreta que existe entre la naturaleza y la ciencia, y han sido capaces de convertir un lago en poesía gustativa; en el whisky más vendido en Escocia.

Pero ¿cuál es el secreto de Glenmorangie?

Quizá habría que empezar por el nombre, Glenmorangie significa, en gaélico-escoces, “valle de la tranquilidad”. Este apelativo no fue una coincidencia, de hecho se inspiró en el paisaje bucólico que ofrecen las Tierras Altas o Highlands ubicadas al norte de Escocia, en una localidad llamada Tain.

Más allá de las colinas verdes, los expertos sugieren que la magia de este whisky está en su historia. Esta destilería se fundó en 1843 por William Matheson, un visionario que vio en una vieja cervecería la posibilidad de hacer el whisky perfecto. Para lograrlo usó el agua –particularmente densa– del manantial Tarlogie enriquecida por lluvias de antaño y por caliza antigua.

Pero además, Glenmorangie sobrevivió con dignidad a los momentos más precarios de la historia. A la llegada la Ley Seca en Estados Unidos y a las guerras mundiales que limitaron el abasto de cebada.

La marca perduró en el tiempo porque mantuvo su esencia intacta. En el siglo XXI, Glenmorangie estrenó dueños –Moët, Hennessy y Louis Vuitton–, una botella y una buena colección de whiskys de acabado en diferentes tipos de barriles. Sin embargo, conservó ese sabor que desde el primer trago engancha al paladar.

Dr. Bill Lumsden, director de creación, destilación y acciones de Glenmorangie.

Cuatro hallazgos para esta temporada.

Hace unos días, Travesías tuvo la oportunidad de asistir a una cata guiada por David Blackmore –Global Ambassador para Glenmorangie–, un experto escocés que, con gran sabiduría y mucha paciencia, nos dio a probar cuatro sellos distintos de Glenmorangie con cuatro tipos de chocolate. Todos especialmente ricos e innovadores y todos conseguibles en México. La experiencia nos conquistó y vale la pena compartirla.

The Cadboll Estate 15 años

Este tipo de whisky está hecho a mano en las tierras de Cadboll Estate. Fue madurado en barricas de roble blanco y su aroma deambula entre el jazmín y la naranja. Por su parte el sabor combina menta, chocolate blanco, caramelos de mantequilla y peras. Es familiar y un poco nostálgico.

Allta 2019

Una mañana, el Doctor Bill Lumsden caminó entre los campos de levadura que están cerca de la destilería y se llevó algunas muestras de los ejemplares más raros. El resultado de esta epifanía fue un single malt frutal que fue madurado en barriles de ex-bourbon y que abrió un camino para el futuro y los experimentos.

Su aroma es la unión de vainilla, mandarina; un olor a pan horneado. En tanto su textura nos remite a sabores cítricos, chiles dulces y claro, un poco de levadura.

Quinta Ruban 14 años

Un espíritu voluptuoso que se logra gracias a una compleja maduración. Primero en barriles con bourbon y luego en barriles tipo ruby port. Este tipo de elaboración hace que el whisky tenga una textura aterciopelada.

Su aroma es una poderosa mezcla de naranja y de de chocolate con menta. Su sabor es suave, casi de terciopelo; cacao mentolado con notas de dulces turcos, así de especial.

Glenmorangie Signet

Extraño y exclusivo, este whisky está hecho de un tipo especial de cebada. Un grano que crece de forma gloriosa en los campos de la destilería. Su maduración ocurre también en barriles especiales que le dan un sabor único.

Huele a café expreso, a pastel de chocolate amargo y a té de menta. También hay algo de cáscara de naranja y de canela. Su sabor es una sinfonía de granos de café, especias y un poco de aceite de nuez.

glenmorangie.com

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