Historias de hoteles: el Mocambo, Veracruz

Destino favorito de Agustín Lara y escenario de María Félix, durante las décadas de los 40 y 50, no había destino más glamuroso en Veracruz, que ‘el Mocambo’.

28 Jan 2021

En una de las primeras escenas de la película María Eugenia, de 1943, la cantante Antonia del Carmen Peregrino, mejor conocida como Toña la Negra, canta:

Bamboleo del mar
de mi mar de cristal
rumores de brisa marina
que llega a esconderse en mi verde palmar 

Bamboleo de mi mar
cabrillo de su luz
rumores de besos perdidos
allá por la playa de mi Veracruz…

 

¿Los asistentes? Manolita Saval y una jovencísima María Félix en el papel de la protagonista; ¿La ocasión? Un glamuroso baile; ¿El lugar? El Hotel Mocambo. Los primeros veinte minutos de la película transcurren dentro de sus instalaciones (o en la playa homónima), y bastan para retratarlo entero, no sólo como un sitio para hospedarse, sino como uno de esos lugares a los que se va para ver y ser visto. De hecho, el Mocambo tenía menos de diez años de haber abierto sus puertas cuando se filmó la película, pero en ese corto tiempo ya se había consolidado como uno de los sitios predilectos de la alta sociedad veracruzana para celebrar fiestas y reuniones. 

La historia del hotel corre en paralelo a la del turismo en México. Mientras los primeros establecimientos enfocados al turismo playero comenzaban a abrir sus puertas en Acapulco o Sonora, el futuro presidente de México, el veracruzano Miguel Alemán Valdés, tuvo la idea de hacer lo propio en su estado natal y el cual gobernaba en esos años. Como gobernador de Veracruz entre 1936 y 1939 (año en el que el general Manuel Ávila Camacho le solicitó que fuese el coordinador de su campaña presidencial), Alemán se alió con el empresario Jesús Álvarez y el coronel Carlos I. Serrano para adquirir un terreno frente a la playa de Mocambo y construir ahí un hotel-casino que, alejado del bullicio del puerto, pudiera atraer a ricos y famosos.

 

Postal del Hotel Mocambo en 1949.

 

El terreno adquirido por los inversionistas albergaba además la colina más alta de toda la costa del puerto de Veracruz, y fue en lo más alto de ella que la construcción del nuevo establecimiento comenzó en 1938. El encargado del diseño fue el arquitecto español Jesús Martí Martín, quien, antes de haber llegado a México con exiliado a causa de la Guerra Civil Española, había formado parte de la arquitectura madrileña de vanguardia en la década de los treinta.

Con el objetivo de aprovechar las cálidas temperaturas del puerto, Martí (quien por esa época se encontraba también diseñando el Casino de la Selva en Cuernavaca) ideó un edificio de inspiración mozárabe, pero con fuertes tendencias regionalistas, un estilo que estaba probando ser muy popular para los grandes hoteles que se construyeron en la década de los treinta, como el Playa de Cortés o el Riviera del Pacífico. El hotel se erigió en la cúspide de la colina, de tal manera que la brisa marina pudiera refrescar el recinto, y sus huéspedes pudieran gozar de inigualables vistas sobre la playa. La recepción, el restaurante y el pasillo que conducía a las habitaciones, giraban en torno a una enorme terraza, mientras que el camino de descenso a la playa fue diseñado como una escalinata central en torno a la cual se sucedían jardines con diversos tipos de palmeras, plantas y flores tropicales.

 

La idea original del casino fue abandonada y el Hotel Mocambo fue inaugurado en 1939. El éxito del nuevo recinto, considerado como el primer Gran Hotel de Playa de toda la República Mexicana, fue inmediato. Personajes como Agustín Lara (acompañado por supuesto de María Félix) comenzaron a frecuentar el Mocambo, rodeados la mayoría de las veces por famosos artistas, toreros, políticos, actores y hombres de negocios. 

Para complementar los espacios, Martí además contrató al mejor ebanista de la ciudad, comisionándole la elaboración de mesas, sillas, balaustradas, puertas y demás detalles tallados en madera —muchos de los cuales evocan temas náuticos y entre los cuales sobresale el enorme timón que cuelga debajo de la bóveda que corona el hall de la recepción. La celebridad del hotel hizo que las quince habitaciones originales pronto fueran rebasadas, y así, apenas un par de años después de haber sido inaugurado, en 1946, comenzó su primera ampliación, a cargo del valenciano Enrique Segarra, otro arquitecto, también español, que se había afincado en Veracruz tras huir de la España franquista. 

Segarra emprendió los trabajos de ensanche, y diseñó una serie de entrepisos que, además, alojan el que probablemente sea el espacio más icónico del hotel: la alberca techada con su techo sostenido por capiteles en forma de palmeras. El valenciano ideó además una fachada circular adornada con enormes ventanales, y la cual se dice da la impresión de parecer un barco si uno se encuentra navegando en la bahía de Boca del Río. 

Finalmente, el valenciano supervisó asimismo la construcción de otra piscina, pero ésta al aire libre en la parte más baja del montículo. La alberca, de medidas olímpicas, fue diseñada para estar rodeada por amplios corredores en los cuales se podría tomar el sol y descansar. Sin embargo, fue el snack bar el que se convirtió en el elemento que acaparó todas las miradas. Diseñada para complementar el estilo mozárabe original de Martí, Segarra ideó una pequeña torre recubierta con celosías, y cuyo techo se encontraba sostenido por otra columna-palmera, idéntica a las de la alberca techada.

 

Para la década de los 50, el Mocambo había afianzado su lugar como uno de los lugares predilectos para las reuniones y los bailes de gala de la alta sociedad, y los nombres de sus cinco suites son aquellos de algunos de sus huéspedes más recordados: Pedro Infante, Pedro Armendáriz, Chabela Vargas y, por supuesto, María Félix y Agustín Lara. Además, y tras María Eugenia, el hotel también sirvió como locación para La Fierecilla del Puerto protagonizada por Irma Dorantes en 1963, Hotel Colonial de 1987 y, más recientemente, Before Night Falls del año 2000, con Javier Bardem, Johnny Depp y Sean Penn. 

Hoy en día, poco más de ochenta años después de su inauguración, el Mocambo ha quedado oculto entre las altas torres de departamentos y los modernos centros comerciales que, en los últimos años, han brotado a lo largo del municipio de Boca del Río. Sin embargo, parece que justamente por eso, el hotel —que en su momento marcó el inicio de la arquitectura y el desarrollo hotelero moderno en el puerto—  resguarda ese Veracruz que, como alguna vez cantó Agustín Lara, es el “rinconcito donde hacen su nido las olas del mar”.

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