A 78 años de su descubrimiento, la tumba de Mehu, ubicada en la zona de las pirámides de Saqara, al sureste del Cairo, ha abierto sus puertas al público. En su interior se encuentran pinturas de la sexta dinastía egipcia realizadas aproximadamente hace cuatro milenios.

En este sitio también se hayan los restos de Mehu, un oficial bajo el mando de Meryra Pepy, el tercer faraón del linaje, y según el Ministerio Egipcio de Antigüedades, también está el cuerpo del nieto del mandatario, Heteb Kha. En entrevista a la agencia de noticias Reuters, el egiptólogo Zahi Hawass comentó que Mehu fue un chaty –es decir, el primer magistrado del faraón–, jefe de todos los jueces y director del palacio.

El sitio tiene dos cámaras con inscripciones en las que se representa a Mehu de cacería, recogiendo una cosecha y bailando. En otras se muestran sus 48 títulos. Y entre todo eso resalta una imagen muy curiosa: una pareja de cocodrilos casándose.

La tumba de Mehu está abierta al público los sábados, como parte de una estrategia del gobierno egipcio para atraer a más turistas y limpiar su reputación en materia de seguridad. Como consecuencia del terrorismo que siguió a la primavera árabe, el turismo en el país disminuyó considerablemente durante los últimos años. Sin embargo, poco a poco se ha ido levantando. Con este sitio y con nuevas opciones, como el Gran Museo de Arqueología, se planea que las cifras aumenten y hagan que Egipto recupere su ritmo habitual.

 

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