3 playas de México que merecen un roadtrip

El recorrido es parte de la diversión, el mar la recompensa.

26 May 2022

Cuando vives en la ciudad, visitar la playa es uno de esos sueños recurrentes.Tu alma pide playa y también tu cuerpo, está científicamente probado. Pasar 10 minutos bajo el rayo del sol permite que tu cuerpo absorba la cantidad necesaria de vitamina D al día, la arena funciona como un exfoliante natural y elimina las células muertas de la piel; por si fuera poco, el sonido de las olas combinado con tus pies tocando la arena mojada ayuda a reducir los niveles de ansiedad y estrés.

México es un país privilegiado en términos costeros, con más de 15 mil km de mar rodeando nuestro territorio; la cuestión no es qué hacer, sino por dónde empezar.

Una buena idea es elegir por el tipo de experiencia y en este caso se nos ocurrió elegir aquellas playas que cumplen con los siguientes requisitos: que unan mar y selva, que queden a menos de ocho horas de la Ciudad de México, que no estén superpobladas de turistas y a las que puedas llegar haciendo un roadtrip que valga realmente la pena.

Un oasis para surfear

Protegida por la Sierra Madre Occidental y, a 32 km de Zihuatanejo, se encuentra Playa Troncones, un territorio semi virgen de arenas doradas y cinco kilómetros de playa con corriente de mar abierto.
Su estilo bohemio y rústico invita a olvidarse del estrés y las formalidades para disfrutar de placeres simples como atestiguar el vuelo de los pelícanos sobre las olas durante el atardecer.
Los surfistas han encontrado un espacio perfecto para practicar take off, ya que las olas alcanzan el metro y medio. Pero, paradoja, debido a la peligrosidad de las corrientes de este mar, cuando las olas llegan a esa altura las actividades deportivas quedan prohibidas.

Fotos: Diego Berruecos

En Troncones también es posible adentrarse en la selva, los recorridos guiados te llevan a la Cueva Majahua, donde puedes apreciar estalactitas y estalagmitas de 1,500 años de antigüedad, así como, pinturas rupestres atribuidas a los olmecas.

La recomendación para pasar una noche oyendo el relajante oleaje del mar y disfrutar de un acceso directo a la playa es Lo Sereno Casa de Playa.

A través de los manglares

Ubicado en el municipio de Petatlán, Guerrero, se encuentra Barra de Potosí, un pequeño pueblo de pescadores fundado en 1934, y que actualmente ha sido revalorizado por ser uno de los puntos de la costa mexicana con mayor biodiversidad del país. Con una extensión de 800 hectáreas y tres tipos de manglares, Barra de Potosí es el hogar de más de mil 200 especies de flora y fauna. Te podrías pasar meses descubriendo su fauna marina única, desde delfines moteados y mantarrayas, hasta cigüeñas. Además, es uno de los destinos favoritos para observar aves.

Fotos: Camilo Christen

La franja arenosa de Barra de Potosí divide la laguna salvaje y el agua salada del océano Pacífico; sin embargo, y dependiendo de la fuerza de la marea, ésta se abre y se cierra permitiendo que las aguas se unan, produciendo un efecto visual extraordinario.

Fotos: Camilo Christen

La playa está rodeada de palmeras y tiene una vista panorámica al Cerro Huamilule -la mayor representación de selva baja caducifolia de la región-, un rincón perfecto para viajeros que disfrutan del contacto directo con la naturaleza. La visita a esta playa está completa después de comer camarones al coco o un filete relleno de mariscos que sirven en la Enrramada Teresita, un restaurante ubicado al final de la playa.

Un momento de calma total

A menos de tres horas de Acapulco, se encuentra un rincón guerrerense de 29 hectáreas declarado como Zona Natural Protegida en 1986: Playa Piedra de Tlacoyunque.

Muy visitada por los pobladores y pescadores de Técpan de Galeana y Atoyac de Álvarez, esta playa ofrece a sus visitantes una postal perfectamente instagrameable con una roca de 35 metros de altura, que en su centro tiene un hueco en forma cóncava con dos entradas.

Foto: Vanessa Cebrero Quiroz

Además de acantilados rocosos, arena gruesa y dorada, agua verde esmeralda y corriente de mar abierto, en esta playa que goza de poca afluencia de turistas, se estableció el primer campamento en Guerrero para la preservación de las tortugas que anidan en ella, como la golfina, la laúd, las caguamas y las carey.

Este destino es para acampar y disfrutar de un baño de luna acompañado del sonido de la olas rompiendo en las rocas.

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