En medio del desierto Bolsón de Mapimí de Durango, ubicado en la Comarca Lagunera y a tres horas del centro del estado se encuentra Mapimí, un pueblo que se unió a la lista de pueblos mágicos en 2012, pero antes, en 2010, la primera mina del poblado fue nombrada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Su nombre deriva de Mapeme vocablo cocoyón que significa “piedra en alto” o “cerro elevado”.
Un camino minero
El centro histórico de Mapimí es un sitio que retrata la historia de más de 400 años de vida que lleva el pueblo. Las construcciones de los siglos XVII y XVIII, como el que fue el Departamento de Comercio, el del Servicio Postal y el del Templo del Señor de Mapimí, edificado con un estilo gótico en 1772, son sólo algunos de los atractivos arquitectónicos.
Para disfrutar de Mapimí comienza por el centro. Frente a la plaza principal se encuentra la Iglesia Santiago Apóstol, construida en el siglo XVI con un estilo barroco que destaca por su fachada y retablos de cantera, así como por ser la única torre en el pueblo que se puede observar desde lo lejos.
A 25 minutos en auto siguiendo por un camino empedrado llegas a la “Zona del Silencio”, popularmente conocida como “pueblo fantasma”. Este lugar es tan quieto que impresiona, su encanto está en la profunda soledad que se siente al pisar este sitio.
Aquí se pueden encontrar algunos restos de los pueblos Tobosos y Cocoyomes, como petroglifos y lanzas o flechas que utilizaban para cazar y más tarde, para luchar contra los conquistadores.
A un minuto del pueblo fantasma, se encuentra el Puente de Ojuela, aquel con 130 años de antigüedad y 1.8 metros de anchura que conecta Ojuela con la mina de Santa Rita. Puedes cruzarlo o, si eres más aventado, recorrer el espacio hasta la mina en la tirolesa colocada a un costado del puente.
Ésta fue la segunda mina polimetálica del mundo y una de las más importantes de México. De aquí se extraían metales preciosos como: oro, plata, cobre, zinc y manganeso, y tiene una extensión de 800 metros. Ahora es posible recorrer sus túneles reservando un tour en Mapimí Ojuela Tour, para además conocer el proceso de extracción que utilizaban antes los mineros. Actualmente, en Mapimí no se explota ninguno de estos metales, aunque todavía es una región rica en metales preciosos.
El nacimiento de un pueblo
En Mapimí habitaron dos pueblos indígenas: los Tobosos, quienes eran considerados -por los españoles- como conflictivos y bélicos por defender sus tierras y libertad de los conquistadores, y los Cocoyomes, indígenas que tuvieron gran influencia en la cultura rarámuri, y son conocidos por dedicarse principalmente a la agricultura y ganadería en el interior de la sierra.
En 1598 los españoles invadieron y lucharon contra los pueblos originarios indígenas para apropiarse de las minas de metales preciosos, y hacia finalmente en julio de ese mismo año fundaron el pueblo de Mapimí.
Los yacimientos de oro, plata y cobre fueron explotados durante el siglo XVII por los españoles gracias al descubrimiento de la mina de Ojuela, la cual operó hasta 1932 cuando se inundó parcialmente, para 1946 las actividades mineras se suspendieron por completo y los pobladores abandonaron Ojuela. Actualmente, a esta zona se le considera como “Zona del Silencio”.
En 1892 se construyó un puente a una altura de 110 metros y con 318 metros de largo que conectaba dos cerros con dos diferentes minas: la de Santa Rita y Ojuela. Éste se utilizaba para transportar los minerales de un lado a otro y fue un sitio muy visitado por aventureros, cazadores de fortunas y comerciantes. Ahora, el Puente de Ojuela es un sitio que los viajeros más audaces se atreven a cruzar, de cualquier manera, sigue llamando la atención por el alto nivel de ingeniería con el que fue construido.
Gracias a su historia y riqueza cultural, Mapimí es uno de los mayores atractivos de Durango.
