Roadtrip por el sur de Italia: de Puglia a Basilicata

Las ciudades al sur del país, alrededor del tacón de la bota Italiana, ofrecen calles empedradas, abundante comida y sol en exceso.

07 Mar 2022

Foto: Paulina Figueroa

Puglia y Basilicata son dos regiones al sur de Italia que se han mantenido un tanto fuera del radar del turismo global. Ambas gozan de gran clima, ingredientes locales de primer nivel y paisajes salidos de una película de Sofía Loren. La proximidad entre las dos regiones hace que sea fácil elegir una ciudad como base y rentar un auto para deambular entre ellas.

Bari

Al ser la Capital de Puglia, Bari es, sin duda, la ciudad que tiene movimiento aún durante la temporada baja. La gente se reúne en el malecón, pasean a sus perros, se detienen a tomar el sol y platicar en una banca frente al mar. En un extremo hay un grupo de viejos hablando, gritando, riendo, en el otro un grupo de adolescentes haciendo lo mismo, el tiempo pasa y nadie se da cuenta.  

En el centro de la ciudad, las calles de Bari Vecchia son tan pequeñas y laberínticas que es fácil perderse y sentirse dentro de un déjà vu, en donde cada tanto hay un fiat viejo, una nonna vendiendo pasta, un pequeño altar a una virgen desconocida… o las tres cosas al mismo tiempo. Por la noche la gente se junta a comer en pizzerías o fuera del local de sgagliozze (unas bolitas de harina fritas). Al pasar enfrente de las casas se escucha la tele, conversaciones en italiano y a un grupo de amigos cantando porras de futbol. Toda la ciudad tiene un aire familiar y local. 

Como en el resto del sur de Italia, hospedarse no es caro. Pueden encontrarse airbnbs por todo el barrio viejo y en caso de buscar quedarse en un hotel, existen opciones como Palazzo Calò, cerca del centro, que es una mezcla perfecta de diseño contemporáneo y arquitectura del siglo XVI. 

Alberobello 

Foto: Paulina Figueroa

De camino hacia Alberobello es inevitable comenzar a ver curiosas construcciones cónicas dispersas en el paisaje, estas se van haciendo cada vez más frecuentes al acercarse al centro de la ciudad. Se llaman Trulli, y son pequeñas casas de piedra y techos cónicos que están por todas partes en el centro del pueblo y gracias a ellos, Alberobello se convirtió en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Además de todo, son adorables y algunos están disponibles para rentar o funcionan como hoteles. 

Es en el distrito de Rione Monti en donde se concentra la mayor cantidad de Trulli y de turistas. En estas calles todo vive dentro de un Trullo: hay Trulli-bares, Trulli-tiendas, Trulli-restaurantes, Trulli-museos e incluso Trulli-iglesias. Para escapar de las multitudes de turistas que visitan Rione Monti, la alternativa está en Rione Aia Piccola, un distrito residencial del pueblo donde sólo hay gente local. 

Polignano a Mare y Monopoli 

Es en la costa de Puglia donde uno de los tantos clichés italianos se vuelven realidad y es justo ahí donde Monopoli y Polignano a Mare se encuentran, a tan sólo media hora una de la otra.  

Polignano a Mare es la más conocida, en parte porque sirvió de inspiración a Domenico Modugno para la canción “Nel Blu Dipinto Di Blu” (aka “Volaré”), el soundtrack oficial del cliché. No es para menos, Polignano A Mare deslumbra con dramáticos paisajes extra italianos que han sido capturados por las cámaras de cada turista que los ha visitado. 

Durante el verano, sus playas se atiborran de visitantes, entre familias enteras que aprovechan las vacaciones escolares, turismo nacional del norte y centro del país y de gente de todas partes de Europa. Para evitar quedarse sin espacio en la playa, la opción es ir durante otoño, evitando la temporada alta mientras las temperaturas se mantienen cálidas. Además de pasar un rato bajo el sol, también se puede tomar una lancha y haver una visita a las cuevas y cavernas que están cerca como Grotta Azzurra o Grotta Palazzese, la cual tiene un restaurante en su interior. 

Foto: Paulina Figueroa

El centro del pueblo es pequeño y fácil de navegar. Dominan las fachadas blancas y crema que son interrumpidas por detalles coloridos en la herrería de puertas y, por su puesto, el turquesa del mar. En Polignano a Mare, es indispensable comer una focaccia, de preferencia en La Focacceria do Delle Noci Marco, seguirla de un gelato y después, tomarse el tiempo para caminar por cada calle del centro. 

Monopoli, por otra parte, es igual de encantadora y un poco menos popular, lo que provoca una sensación más tranquila, menos de destino turístico, y con más oportunidad de sentirse parte del día a día de los locales. El plan perfecto es pasar el día en la playa, visitar el malecón y por la tarde ir a la plaza Giuseppe Garibaldi a ver la vida pasar con pizza en mano.

Foto: Paulina Figueroa

Matera

En Matera siempre estás caminando sobre el techo de alguien más. Esta ciudad en Basilicata parece salida de la roca, como si un terremoto la hubiera acomodado y así se hubiera quedado desde entonces. Esta es la tercera ciudad más antigua del mundo que ha sido habitada continuamente, prueba de ello está en las cuevas que emergen alrededor de la ciudad que datan del Paleolítico y fueron habitadas hasta 1950.  

El centro histórico se divide en “sassi” (que significa piedras en italiano) y se puede pasar el día caminando sin rumbo por calles empedradas, tropezando con turistas perdidos y haciendo paradas gastronómicas a lo largo de la ciudad. Sin embargo, una opción muy recomendable es seguir un tour (a pie o en bicicleta) que explique la historia de la ciudad y las razones por las cuáles pasó de ser conocida como “la vergüenza de Italia” a ser declarada Capital Europea de la Cultura en 2019 y ser uno de los escenarios de la más reciente película de James Bond. 

Foto: Paulina Figueroa

La nueva fama de la que goza la ciudad significa que existe una gran oferta de restaurantes y hoteles para todos los presupuestos. El atractivo principal es quedarse dentro de un alojamiento-caverna y de esos pueden encontrarse desde airbnbs y hostales hasta hoteles de lujo como el Sextantio – Le Grotte Della Civita que ofrece grandes vistas del centro y clases de cocina o Locanda di San Martino, un hotel con baños romanos incluidos.

Una parada extra que merece la pena

Como escala en el viaje de Bari a Materia, se puede parar en Altamura, pasear por el centro sin olvidar pasar a una panadería para comprar pan y galletas de almendra.

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