Seducido por la idea romántica de conocer París de la mano de Julio Cortázar, empaqué una pesada edición de Rayuela. Está es la historia de cómo la arrastré durante cuarenta días por toda Europa.
Estas magníficas casonas antiguas, convertidas en hoteles, conservan su esencia tradicional.
En la ribera derecha está la ciudad compleja, urdida con matices y desperfectos, acaso más vibrante por ser más heterogénea.
El espacio alberga una granja y numerosas parcelas que los parisinos pueden rentar para producir sus propios alimentos.
El icónico monumento parisino comienza a recibir visitantes con las debidas medidas de seguridad.
Pasar una tarde inolvidable en París con dos Augustes: Rodin y Escoffier.
Estas son las obras que no puedes dejar de ver en una visita rápida al Museo del Louvre